martes, 11 de agosto de 2020

Capítulo 6






Fernando y Jesús frente a frente. Fernando lo ama pero no puede olvidar el daño que Jesús hizo a su familia y el hecho que Manuel siga enamorado de Jesús hace que la herida no pueda cerrarse. Fernando recuerda toda la rabia que sintió cuando se enteró del romance de Jesús y Manuel y la desahoga todo escupiéndole a Jesús:
--¡Desgraciado, cerdo asqueroso¡ ¡¡juegas con los sentimientos, haces daño sólo para divertirte¡
Jesús mira a Fernando herido. Le habla en un tono dulce pero de reproche:
--En estos días nos la hemos pasado muy bien juntos. No es justo que ahora pases de mí. No me lo merezco.
--¡¡tú descaro no tiene límites –reprocha Fernando a Jesús—no tienes moral para decirme esto. Yo sí soy sincero pero me debo a mi familia y no me puedo dejar arrastrar por un sentimiento que sé que no es sincero por tu parte¡
--No puedes hablarme así yo… --Jesús triste.
Fernando no lo deja seguir, le duele que se haga el ofendido con todo el daño que hizo a los que más quiere.
--Sé que tú sólo quieres coger conmigo para luego dejarme tirado como hiciste con Manuel.
Jesús se lleva las manos al pelo para no alterarse. Luego le rebate con dulzura:
--No me puedes juzgar por un error del pasado.
Fernando lo mira con rabia:
--¡caradura¡ ¿un simple error? ¿Así solucionas el daño que le hiciste a mi hermana?
--El daño se lo hizo el marido al acostarse conmigo. No yo. Yo soy libre.
--¿¿¡es que ni siquiera vas a pedir perdón?¡ ¡¡basura¡ ¡¡no tienes defensa… así que no la busques¡ --le reprocha.
Fernando le hace sentir cosas a Jesús que nunca otro le ha hecho sentir. Tal vez porqué nunca nadie le había rechazado. Y el caso es que Fernando no le habría dicho no de no haber sido amante de Manuel pero eso lo cambia todo.
--No puedo cambiar le pasado. Es cierto, pienso con la bragueta, es algo que no puedo evitar pero contigo es diferente, por primera vez piensa con el corazón y es por ti.
Fernando quisiera creerle pero no puede:
--¡eres un cerdo¡
Jesús se ve desesperado y Fernando sigue atacándolo:
--Lo que pasa es que no esperabas que yo fuera tan difícil de engañar, esperabas que me llevarías a la cama fácilmente.
En realidad Fernando tampoco entiende como logra resistir. Lo está atacando cuando en realidad lo que desea es besarlo, es fundirse en su cuerpo.
--¡no pierdas más tu tiempo conmigo, que sé perfectamente que lo único que quieres es enamorarme para que caiga a tu cama y después borrarme de tu vida cuando te hayas cansado de mi¡
--No quiero coger contigo, no ahora, no sólo eso –manifiesta Jesús tierno pero nervioso.
Fernando siente que lo ha descubierto en una mentira.
--te has delatado ¿cuánto tiempo tenías pensando en que tu táctica diera resultado y joder conmigo mañana, pasado? –pregunta con ironía.
Jesús no se esperaba esa contestación. Lo mira con una cara de angustia. Su voz le tiembla.
--No era eso lo que yo quería decir…
Pero Fernando ya no lo quiere escuchar. Se aparta de él dejándolo decepcionado. Lo ama y lo odia. Fernando está muy enamorado de Jesús y le gustaría que sus palabras fueran de verdad pero no puede creer en él. Jesús no se rinde. Se pone delante de su camino y le dice:
--¡Ya has dicho todo lo que querías y ahora me vas a escuchar¡
--¡No quiero¡ --Fernando lo rechaza porque no quiere caer en sus brazos.
--¡No me importa¡
Jesús se muestra contundente. Su mirada seduce a Fernando y eso es lo que impide que se mueva.
--Lo siento, yo no puedo cambiar lo que pasó. Tu cuñado no significó ni significa nada en mi vida. Sólo fue sexo. Yo no pensé que pudiera hacer daño, ambos nos divertimos.
Fernando lo escucha sin moverse pero la rabia que ve en sus ojos desespera a Jesús. Lucha por hacerle sentir que sus sentimientos son sinceros.
--Tú eres especial, me has hecho sentir lo que ningún otro. Estoy enamorado, por primera vez en mi vida me he enamorado. Te amo a ti.
Jesús le habla con una voz dulce pero con una mezcla de angustia. Fernando quisiera cerrar los ojos y entregarse al amor que siente y Jesús le ofrece pero también hay rechazo hacia sus actos. Fernando se aferra a su familia para hacerse el fuerte y rechazar el amor.
--¡a mí no me vas a seducir con tus palabras de culebrón barato¡
A Fernando le toma de sorpresa, Jesús abraza a Fernando y lo estrecha con ímpetu contra su pecho. Fernando siente que el corazón se le va a salir por la garganta. Está muy excitado. Jesús pega bien su cuerpo al de Fernando. El uno siente la excitación creciente del otro. Jesús se manifiesta ansioso:
-¡yo sé que tú también me amas¡
Y lo besa. Es su primer beso. Fernando quiere rechazarlo pero acaba rindiéndose y se funde con él. No quisiera que ese beso acabara nunca y por el otro lado siente que Jesús se está aprovechando de él. No puede olvidar a su familia. Lo quiere mucho. Lo ama. A pesar de las dudas sobre la veracidad de los sentimientos de Jesús y del daño que le haría a su familia, Fernando quiere confesarle amor y mandar al diablo todo pero no puede. Su familia es demasiado importante y sabe que no le entendería, que odian demasiado a Jesús. Quiere mostrar rechazo a Jesús pero sus el amor que ve en los ojos de Jesús y el sabor de los labios de éste sobre los de Fernando se lo impiden. Entonces le suplica con tristeza:
--Si de verdad me amas no te me vuelvas a acercar. Mi familia es lo más importante. Mi padre, mi hermana no entenderían que estuviera contigo después de lo que pasó con Manuel. No me dejarían ver a mis sobrinitos y si eso pasa yo me muero. Esos niños son lo más importante que tengo y no puedo desbaratar mi vida por ti. Yo ya no saldré de la empresa ni para desayunar, así que te pido que no me esperes a la salida, que no me busques o me obligarás a cambiar de trabajo.
Fernando ama a ese hombre y no sabe cómo ha sido capaz de decirle todo eso. Son palabras que lastiman mucho a Jesús pero también le hacen mucho daño a Fernando. La triste mirada de Jesús lo conmueve a Fernando. He habla con un hilo de voz:
--es la primera vez que me rechazan, es mi castigo por haber hecho tanto daño. Por primera vez estoy enamorado pero no puede realizar este amor. Te aseguro que no te volveré a molestar.
Se hace un momento de silencio. Alguna lágrima desliza por los ojos de ambos. 
--Ya sabes como encontrarme si me necesitas –sentencia Jesús.
Y Jesús se va sin mirar atrás. Fernando queda aturdido. Jesús se ha ido verdaderamente herido y Fernando se ha dado cuenta.
--No parece que esté fingiendo… Su amor debe ser de verdad.
Mientras lo ve irse, Fernando tiene tentaciones de pararlo, de decirle que no se vaya.
--No puede ser –no deja de repetirse—harías demasiado daño a tu familia.
Se ha pasado mucho tiempo rabiando porque Jesús eligió a Manuel y ahora al fin llega su turno y, aunque no estaba seguro que fuera capaz de rechazarlo, ha tenido el coraje suficiente para anteponer su familia a su amor.




Jesús está herido. Nunca nadie lo ha herido tanto. En la tarde, desnudo en la ducha, quiere desahogar su dolor. Benito se le aparece desnudo. Con su belleza y juventud quiere seducirlo. Le gusta verlo desnudo y en la ducha. Quiere unirse a él pero Jesús no le deja:

--quiero estar solo.
A Benito le sorprende:
--quiero coger.
--¡¡no soy una máquina de coger … déjame en paz¡
Jesús nunca le había gritado a Benito y al chico le duele.
--Yo sólo…
Jesús no lo deja seguir. Sale de la ducha desnudo y mojado. A Benito lo llena de deseo pero Jesús no le deja disfrutar de él.
--¡largo¡
Lo echa del baño y cierra la puerta. Benito se queda perplejo porque Jesús nunca lo trató así. A solas frente al espejo, Jesús piensa en Fernando y llora. Al rato sale. Va desnudo. Los dos amantes están acostumbrados a ir siempre desnudos y a tener sexo a todas horas. Jesús no quiere hablar. Se deja dominar por Benito. Tumbado en la cama, con la boca mordiendo la almohada mientras Benito se descarga contra él por haberle gritado. Jesús es totalmente pasivo. Piensa en Fernando y llora. No es capaz de sentir placer. Después que Benito se haya divertido con él, se queda tumbado a su lado. Benito lo mira con cierto reproche:
--¿estás enamorado de alguien?
A Jesús le sorprende esa pregunta. Benito nunca se había preocupado de otra cosa que no fuera tener sexo y sexo.






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