miércoles, 12 de agosto de 2020

Capítulo 20 y último



Carmen está en su casa cuidando de su bebita. Es una mujer nueva, una mujer feliz. Llaman a la puerta. Va abrir con su pequeña. Se sorprende al ver que es Jesús. Él tiene una actitud humilde:
--he venido para disculparme contigo.
A Carmen no le gusta ese hombre pero se da cuenta que ya no lo odia. Jesús está dispuesto a arrodillarse ante la mujer para que le ayude a que Fernando vuelva con él.
--Nos amamos mucho. Ambos hemos sufrido y es triste que no podamos estar juntos.
--Debes amar mucho a mi hermano para tener valor de ponerte frente a mí.
Jesús está dispuesto a insistir. Siente que ya ha dejado pasar mucho tiempo y no está dispuesto a dejar pasar más
.

Aunque no está segura que Jesús sea la felicidad de su hermano, Carmen va a hablar con Fernando para decirle que por su parte todo está bien.
--A nadie le dolió más que a mí lo que pasó con ese chico pero si yo ya he rehecho mi vida no veo porque no puedas hacerlo tú.
--Pero es que son muchas cosas –dice Fernando atormentado—Jesús me ha herido.
--Yo no me fío de él pero te quiere, sino no se habría humillado viniéndome a ver.
--pero mi esposo no descansa en paz por mi culpa.
--¿pero qué tonterías dices? Hiciste una obra de caridad al casarte con un moribundo. Punto. No le debes nada.
Carmen se levanta. Da un beso a su hermano. Antes de irse mira la foto de Francisco.
--¡Esto no te hace nada bien¡
Y rompe la foto. 
--tu felicidad está en el hombre que amas. Búscala.
Fernando mira la foto rota de su esposo y se siente mala persona. Hace pocas semanas del fallecimiento de su marido como para olvidarlo, para lanzarse a los brazos de Jesús aunque lo ame. 

Fernando pasa el día muy angustiado. El recuerdo de Francisco, su amor por Jesús retumban en su mente. En la noche sueña con Francisco. Su cuerpo arde en el.infierno. Está atormentado. Le suplica ayuda.
--¡¡tu amor es lo único que me puede salvar. Me dejaste morir. No dejes que mi condena sea eterna¡
Luego ríe como un loco.
--pero no me condeno solo.
Y aparece Jesús desnudo ardiendo. Francisco ríe enloquecido. Jesús grita con desesperación. Fernando se despierta gritando. Salta de la cama. Está muy alterado. Suda de la angustia.

Al salir a la mañana siguiente, se encuentra un flor en la puerta. Debajo una nota de Jesús: “siempre te amaré, te esperaré”. Fernando siente tantas cosas con su flor en la mano. Cosas buenas pero también malas. El recuerdo del sueño hace que rompa esa flor y la nota. Confía en que Jesús lo esté viendo y no vuelva a acercarse a él. Jesús está escondido en su auto y contempla la actitud de su amado con lágrimas en los ojos. Fernando se siente aturdido, presionado. Jesús no se rinde. Se acerca a él.  A Fernando le tiembla todo.
--¡déjame en paz, no quiero saber que existes¡ ¡¡quiero olvidarme de ti¡
Jesús se va acercando a él:
--¡¡esto me lo dices mirándome a los ojos¡ ¡Yo te amo y voy a luchar por ti¡
--¿es que no entiendes que no puede ser? –dice Fernando llorando.
Jesús le agarra del brazo. Le pone la mano en el corazón:
--puede ser si tu quieres.
Fernando lo abraza lloroso:
--Francisco no fue feliz por mi culpa. No descansa en paz. Nunca podré ser feliz. Nunca haré feliz a nadie. Siento que si estamos juntos pasará algo malo.
Jesús lo trata con cariño:
--bésame y verás que lo único malo que pase es que seremos felices –le dice con cariño.
Fernando cierra los ojos:
--ojalá fuera todo como tú dices…
Las caricias y las palabras de Jesús van haciendo desaparecer el miedo de Fernando. Jesús acaricia los labios de su amado con sus labios.
--te amo, te voy a amar siempre --susurra Jesús.
--mi amor –jadea el otro.
Se funden ambos en un solo cuerpo. Unen sus labios, se aman y desean estar juntos. Jesús va conduciendo a Fernando al interior de la vivienda. Cierra la puerta con el pie. En el exterior Manuel ha contemplado a los amantes desde su auto. Golpea el volante con rabia.
--¡no van a ser felices¡
No aceptaría fácilmente a otro hombre en la vida de Jesús pero no piensa aceptar que ese sea Fernando:
-¡por encima de mi cadáver¡
Queda al acecho mirando la viviendo con mirada enloquecida







 ,




,

En la cama, Jesús y Fernando se desnudan mutuamente. Son dos fieras ardientes que se aman y se desean. Se besan, se lamen, se acarician. Se retuercen de placer. Fernando entra en Jesús. Ambos gritan de gozo. Hacía tiempo que no se sentían tan bien. Fernando hacía meses que no tenía una actitud activa. Luego Jesús es el que le hace sentir su cuerpo a Fernando. Ambos disfrutan, se aman. Acaban agotados. Reposan el uno en brazos del otro. Están muy contentos.
--Esto me recuerdo a un capítulo de Dallas, a la reconciliación de Pam y Bobby –dice Jesús.
--¿Cuándo lo matan a él?
Jesús mira a Fernando regañón:
--No pienses en eso, además era un sueño. Lo que te quería decir que contaron un chiste muy bueno.
--Así, ¿qué chiste? No lo recuerdo…
Fernando está feliz en los brazos de Jesús pero no puede evitar sentir que algo malo ocurrirá. Jesús le habla con normalidad para entretenerlo, para que vea que no pasa nada.
--Estos son dos que están hablando y uno le pregunta al otro ¿crees en el sexo antes del matrimonio?
--¿y el otro que contesta?
--No, sí me hace llegar tarde a la boda.
Ambos se ríen y se abrazan y se besan. Están felices y deseando que su felicidad sea eterna. Jesús no tiene ninguna duda que así será. Pasan la noche juntos. Son felices al despertar y encontrarse el uno con el otro. Se duchan, se besan.
--siempre será así --le dice Jesús.
--¿me lo juras? 
--Te lo juro –sentencia Jesús.
No imagina que Manuel ha pasado toda la noche en frente de la casa. Los amantes salen juntos. Van hacia el auto de Jesús. Fernando se queda al lado del auto y Manuel en su auto enviste contra él. Va a atropellarlo pero Jesús corre y se pone en medio del auto que le pasa por encima. Fernando grita horrorizado. Es su peor pesadilla que se hace realidad. Manuel se gira molesto porque ha fallado pierde el control del auto y se estrella contra una farola. Muere. A Fernando se le paraliza la vida.
--¡no, no¡ ¡¡esto no puede estar pasando¡
Se arrodilla ante su amado llorando, suplicando que esto no puede ser cierto.
--lo siento –murmura Jesús antes de cerrar los ojos.
Fernando no acepta que Jesús vaya a morir. Se aferra a él con desesperación y lo besa. Lo besa con toda su alma como si quisiera pasarle parte de su vida. De repente Jesús abre los ojos.

Semanas después... 

Fernando está en un hotel del Caribe. Es un hotel lujoso y tiene acceso exclusivo a piscina privada. Va en slips. Se tira a la piscina. Es un hombre feliz. Jesús lo mira sonriendo y lo graba en el celular. Le silva.
--esto va para internet.
Fernando le guiña el ojo.
--ven aquí y deja de grabar.
Jesus lleva un bañador grandote. Lo mira divertido.
--no puedo competir contigo. Tú eres más sexy.
Se miran con complicidad.
--o si se puede mejorar... --Jesús sensual.
Jesús se quita el bañador ante la atenta mirada de Fernando. Se miran con deseo. Corren hacia el agua. Jesús desnudo. Fernando en slips. En el agua se besan ardientemente. Se aman y son felices juntos. Disfrutan de la vida. Celebran que su amor ya no es prohibido y que están juntos y que nada ni nadie los podrá separar.
Fin.


















No hay comentarios:

Publicar un comentario