miércoles, 12 de agosto de 2020

Capítulo 17




desnudos en la cama, Fernando y Francisco están abrazados. Se miran con cariño.

--¿estás bien?¿te duele algo?
--No, a tu lado todo está bien. –Francisco.
Fernando es muy cariñoso con su esposo. Lo trata más como a hermano que como a esposo.
--¿Eres feliz?
Fernando oculta su tristeza a su esposo, sólo le importa a él. Francisco sonríe y se ríe. No contesta. Claro que es feliz. Ha cumplido su sueño, morirá siendo el esposo de Fernando. Tomados de la mano siguen hablando:
--¿porqué no ha venido nadie de tu familia?
--Sabes que no tengo familia, sólo mi vieja y no le gusta salir del pueblo.
--¿y ella sabe?
--Mi madre como buena gitana dice que predice el futuro… fue ella que vio mi muerte en los ojos, pensó que el amor me iba a salvar. Ella me animó a buscarte.
Unas lágrimas deslizan por sus mejillas. Fernando se las acaricias. Para cambiar un poco de tema le comenta:
--¿y esa niña que medio estaba enamorada de ti?
--¿Belinda? ¡¡pero si era como mi hermana¡
--Ella no te veía igual…
--¿celoso?
--No ahora no, aunque me molestaba mucho como te miraba.
Francisco es feliz al lado de Fernando. No quiere pensar que ya no es lo mismo. Le gusta aferrarse a su pasado.
--¿Recuerdas cuando nos conocimos…?
--Claro que sí –dice Fernando con una sonrisa nostálgica.
--Es una pena que tiraran ese cine…
--A lo mejor algún día nos podemos comprar uno de esos pisos.
--Sabes que no tengo tiempo --Francisco con pena.
--No quería ponerte triste--Fernando acariciándolo.
--No te preocupes--Francisco forzando una sonrisa.
Se hace un silencio. Francisco sigue evocando el pasado. Es lo único que les hace sonreír a los dos:
--quien nos iba a decir ese día que con 13 años nos  la mamamos por primera vez que acabaríamos casados
Fernando asiente con la cabeza. Compartió un momento muy especial con ese hombre y era el llega cuando ambos pasan por un mal momento. Fernando se hace la promesa interna de vivir para ese hombre lo que le quede de vida.

9 meses después…
Los Salazar viven un momento de vida y muerte…
Carmen está en el hospital dando a luz. Su enfermero particular está a su lado pero no como enfermero sino como el padre.
--¡Es una niña¡ ¡¡Es una niña¡ --dice el orgulloso padre.
Carmen está cansada y emocionada:
--Mi hija, mi primera hija.
Después de dos niños, la mujer está contenta de haber tenido al fin una nena. Llora cuando se la ponen en el pecho. Mira feliz a su hija y a su amado.
--Gracias –le susurra ella.
Él besa a su amada mientras acaricia a su bebita:
--No, gracias a ti.
Carmen llora por la oportunidad que le ha dado la vida de ser feliz nuevamente.

En ese mismo momento, en el pueblo, la gitana Dorinda llora sobre el ataúd de su hijo. Siente que le han arrancado la vida. Fernando está del otro lado. Siente un gran dolor. Dorinda mira a su yerno con tristeza:
--confiaba en que tu amor lo salvara yo… Se supone que el amor lo puede todo.
Fernando agacha la cabeza.
--Lo siento, hice lo que pude.
Las palabras de su suegra lo hacen sentir culpable. Siente que si hubiera amado a Francisco no habría muerto. Jesús se ha enterado del fallecimiento del esposo de su amado y le duele saber que sufre. Ha querido acompañarlo aunque no se atreve a acercarse. Se queda en un rincón. Fernando mira el ataúd de su esposo que está siendo sepultado pero no puede evitar que los ojos se le vayan hacia Jesús. Llora por la situación. Está enterrando a su esposo pero el hombre que ama está más allá. Su hermano está a su lado apoyándolo:
Fernando mira a Jesús con lágrimas y se va con su hermano. Jesús se queda muy triste
.


Semanas después…
De nuevo se han reunido todos en un juzgado para una boda. Carmen y su enfermero contraen matrimonio. La vida le ha dado una nueva oportunidad a la mujer y se siente feliz. Junto a padre sus dos hijos y su pequeña recién nacida que está en brazos de su padre. Su primera hija. Una hija que ha llenado de felicidad al nuevo matrimonio. Fernando y Carmen se funden en un abrazo. Fernando es feliz al ver a su hermana contenta aunque sí le duele el hecho que Manuel sea ya un hombre libre y no haya nada que impida su boda. Fernando va de negro y tiene los ojos tristes. Carmen es muy cariñosa con él.
--sé que te preocupa que Manuel sea libre –le susurra.
Fernando se siente mal amando al hombre que ha hecho daño a su hermana. No quiere reconocerlo ante ella. A Carmen el pasado no le importa:
--no me gusta Jesús pero si lo quieres, lucha por él.
A Carmen le preocupa la felicidad de su hermano. También el fastidiar a su ex marido. Fernando se siente liberado por la muerte de Francisco y le angustia pensar en volver a estar con un hombre. Le hace sentir mala persona:
--Recuerda que acabo de enviudar.
Los hermanos hablan en voz baja, se mantienen ajenos al resto del grupo. Carmen le da un amoroso beso a su hermano y le dice:
--Piensa sólo en ti, en lo que quieres. No le tienes que dar explicaciones a nadie.
Carmen y su esposo se van felices a su luna de miel. El orgulloso abuelo se va con sus nietos mayores. Fernando agarra a su pequeña sobrina y sigue a su padre. Esos niños son lo único bueno que tiene y se desvive por ellos


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..

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Por otro lado, Manuel y Jesús tienen una de sus habituales peleas. 
--¡¡tú me prometiste matrimonio y Carmen ya se casó¡ ¡¡yo me quiero casar ya¡
Jesús lo que menos piensa es en casarse.
--bueno, tampoco es una competición. Da igual que Carmen se haya casado.
Jesús no quiere alterarse, pero Manuel está muy alterado:
--¡¡me lo prometiste y me tienes que cumplir¡ ¡¡Quiero que mañana mismo vayamos a poner la fecha¡
--¡¡A mí no me dices lo que tengo que hacer¡ ¡¡me casaré contigo se me da la gana¡
Jesús ve que Benito le está haciendo gestos desde la puerta. Manuel trata de impedir que se vaya.
--¡ya estoy harto que tu amigo se meta en nuestra relación¡ ¡¡te prohíbo que te vayas¡
Jesús siente que Manuel ya le ha servido para lo que él querido y ahora le molesta.
--Pues por mí ya sabes donde está la puerta, ¡te largas¡
Manuel se pone como loco. Le hace una escena de celos, Jesús lo ignora y se va con Jesús. Manuel se queda histérico. Está verdaderamente enamorado de Jesús y le duele darse cuenta que Jesús no lo ama. Benito y Jesús van a un bar cercano. Jesús está muy ansioso:
--¿¿qué has averiguado?
--Hasta que anunciaron la boda nadie sabía que tenían una relación, se casaron que el otro ya estaba enfermo.
El corazón de Jesús late con fuerza:
--Entonces seguro que lo hizo por compasión… ¡que me quiere a mí¡
Jesús sonríe enamorado. Benito le acaricia la mano con ternura:
--Fernando está solo yo de ti iría a por él. Tú lo amas, ¿porqué haceros daño?
Jesús da un beso en la boca a su amigo-antiguo amante y salta ilusionado:
--¡¡si él es libre… ahora voy a ir a por él¡
Benito hacía tiempo que no veía a Jesús tan feliz y no se atreve a decirle que su relación con Manuel pueda dificultar las cosas. Jesús ya se iba a ir pero se para, mira hacia Benito y le pregunta:
--¿me harías un favor?
--si claro.
--¿te ocupas de Manuel?
--¿qué quieres, que lo mate? –dice con ironía.
Jesús habla muy en serio:
--No, quiero que te lo metas en la cama, que me lo saques de encima.
Benito se ha quedado perplejo. No esperaba esa inusual propuesta y que Jesús le hace como si fuera algo natural. Jesús no se detiene a escuchar la respuesta porque está acostumbrado a que Benito hace siempre lo que le pide. 

Fernando está tranquilamente en su casa. Tiene en una estantería una foto de Francisco con una vela y una flor. Se siente culpable por no sentir la muerte de su esposo como debería y por eso se esfuerza en mantener las formas. Está decidido a no faltar a su recuerdo y no volver a amar. Llaman al timbre. Abre. No hay nadie. Encuentra en el piso una rosa y una nota: “Perdóname y no olvides nunca que te amo”. Es de Jesús. A Fernando se le hace un nudo en la garganta. Al alzar los ojos se encuentra con Jesús que se acerca a él emocionado. Los dos se miran y tiemblan.

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