martes, 11 de agosto de 2020

Capítulo 5







Fernando está sobre su cama, rememorando los momentos que ha compartido con Jesús esa mañana. Está feliz.

--¡¡le gusto¡¡ ¡le gusto¡
Fernando siempre se ha sentido molesto porque Jesús no lo eligió a él pero ahora es todo diferente.
--¡Jesús quiere conmigo y soy yo el que lo rechazo¡
Es un amor prohibido pero le gusta sentirlo, le gusta amarlo. Le gusta estar con él. No lleva camisa, su fornido torso está al descubierto. Llaman al timbre.
--¡ya voy, ya voy¡
Se sorprende al ver a Manuel.
--¿qué haces aquí? ¿le pasó algo a mi hermana?
Manuel está algo confundido.
--No sabía a quien acudir. Sé que las cosas entre nosotros no están muy bien pero antes fuimos amigos. creo que eres tú el único que me puede ayudar.
Manuel está muy excitado, tiene la misma mirada que Fernando. Los dos están heridos por la misma flecha. Fernando se muere de los celos, para él es algo horrible, algo que temía. Fernando estaba muy entusiasmado con Jesús, se había enamorado como nunca antes. Estaba ilusionado, pensaba que era un gran hombre, pensaba incluso dejarlo todo por él. Han desayunado juntos como amigos íntimos y Jesús en ningún momento le ha comentado que se ha vuelto a encontrar con Manuel. Fernando siente unos celos horribles, siente que Jesús está jugando con ambos. La llama del amor se ha encendido con el primer día para Manuel. Manuel ha querido luchar por su familia, olvidar sus instintos, pero ahora que ha vuelto a ver a Jesús no puede olvidarlo.
--Es el hombre de mi vida, estoy enamorado de él.
Fernando se muestra muy furioso. Oficialmente defiende los intereses de su hermana, en realidad lucha por su macho. Que Manuel aún ama a Jesús no es algo que le sorprenda. Jesús es de los que deja huellas. 
--Sé que Carmen es tu hermana, pero antes que cuñados fuimos amigos. Yo lo amo y quiero volver a conquistarlo…
Fernando se muestra agresivo.
--¡¡tú no vas a hacer eso¡ ¡¡no vas a humillar a mi hermana¡
Fernando defiende a su hermana pero en realidad lo que quiere es deshacerse de un fuerte rival. Manuel está confundido. Busca el apoyo del amigo y no del cuñado.
--Me he sacrificado por mis hijos pero no puedo más… No soy feliz.
Manuel es un hombre amargado pero Fernando no tiene piedad con él.
--¡Casarse para no salir del closet es algo inmoral¡ ¡¡yo jamás lo haría¡ ¡¡pues ahora te aguantas¡
Manuel está muy nervioso. Se vueltas por el salón.
--pensé que me podrías ayudar como amigo.
Pero Fernando lo ve como rival.
--¡¡¡es que vas a matar a mi hermana¿¿cómo van a entender los niños que su padre es maricón?
--bueno aún son niños pero lo ven como algo normal. Saben de ti –Manuel habla con timidez.
Fernando es agresivo:
--¡pero una cosa es el tío y otra el padre¡ ¡¡además… ¿no que Jesús te dejó una vez con el culo al aire? ¿merece la pena luchar por un hombre que sólo ve en ti un agujero?
Manuel se derrumba en el sofá. Lo ama a Jesús pero su cuñado tiene razón. Tendría que renunciar a muchas cosas y no puede estar seguro de que Jesús le respondería. Fernando se sienta a su lado. Le pone la mano en la pierna con un falso cariño fraternal. Está dolido y celoso, pero le habla como si fuera por su bien, como si lo que quisiera es defender a su familia.
--No debes olvidar que tú quisiste ir con él cuando os descubrieron y Jesús se fue con otro… Él es así, ya te probó. No te quiere más.
Manuel está herido. Sus ojos llenos de lágrimas. Ama a Jesús pero su cuñado tiene razón. Manuel cree que lo dice por su bien. No por celos. Fernando sigue metiendo el dedo en la llaga:
--¿O es que Jesús te ha manifestado algún interés?
Es la primera vez que se veían cara a cara después de mucho tiempo. El corazón de Manuel ha palpitado con fuerza.
--Sólo nos hemos saludado, yo lo he querido parar para hablar con él pero Jesús se ha ido deprisa.
Eso causa tristeza en Manuel y alivia a Fernando, le consuela que Jesús no haya manifestado interés en volver a acostarse con su cuñado.
--Ese simple hola –sigue hablando Manuel—ha hecho que me viera obligado a reconocer el gran amor que siento hacia él. Sentir que está tan vivo como el primer día.
Aunque a Fernando le da rabia, no le sorprende que Manuel no haya olvidado a Jesús. 
--es que es algo excepcional, nadie que haya estado con él puede olvidarlo –piensa con amargura él que jamás lo ha conocido en la intimidad.
Lucha una y otra vez para desanimar a Manuel, para asegurarse que no le quedan ganas de volver a liarse con Jesús.
--Lo único que conseguirás es salir de nuevo herido y perder a tus hijos. Si dejas a mi hermana una vez más está vez seré yo quien haga lo imposible para que no vuelvas a ver a tus hijos. Buscaré el juez más homófobo que haya para ir a por ti.
Fernando consigue desanimar a Manuel y hacerle jurar por “su” bien que no se acercará a Jesús y que no dará ningún paso para tener nada con él y menos dejar a su familia. 
--¡Júrame por tus hijos que harás lo imposible por borrar a ese mal hombre de tu corazón¡
--Si, es lo mejor –acepta Manuel hundido.
Manuel habla a Fernando.
--gracias por todo. Eres un hermano.
Fernando fuerza una sonrisa.
--No le diré nada a Carmen si me juras que jamás te volverás a acercar a esa basura.
--Si, te lo juro.
Los cuñados se besan cariñosamente cerca del labio. Manuel le agradece una vez más que lo haya escuchado. Una vez a solas, Fernando estampa contra la pared un jarrón. No se ha quedado nada tranquilo. Jesús pudo elegir entre los dos cuñados y se quedó con Manuel. Eso Fernando no lo olvida y teme que la historia se vuelva a repetir. Está rabioso. Le duele mucho que Jesús no le haya comentado que se hayan visto con Manuel.
--¿porqué si no tiene nada que ocultar?
Fernando queda hecho polvo, destruido, desolado.
--¡me enamoré de un maldito, un desgraciado. Arruinó la vida de mi hermana y ahora quiere hacer lo mismo con la mía. Lo odio tanto como lo amo¡
Fernando está muy angustiado. El que Manuel aún ame a Jesús lo tiene alterado.
--¡Dos cuñados amando al mismo hombre¡ ¡¡es que es genial¡
Fernando habla muy herido, triste:
--si Carmen lo sospechara…
Tiene que renunciar a lo que siente por Jesús, Carmen se sentiría muy humillada si supiera que su hermano y su esposo están enamorados del mismo hombre. Fernando se derrumba en el sofá. Está desesperado. Se muere de amor y celos. 


Al día siguiente, Fernando vuelve al trabajo y lo hace lleno de odio. Está herido por lo que ocurrió con Manuel y no quiere ver a Jesús. Se encuentran por casualidad por la parte vieja de la ciudad. Nunca lo había visto por ahí, es por eso que pasa por ese lugar al volver a su casa. No se ha hecho voluntario para salir, así que ha pasado la mañana tranquilo pero justo al volver a casa se lo encuentra cara a cara. Es una calle algo asquerosa y no muy transitada. Jesús no esperaba ya ver a Fernando y le sonríe con cierta inocencia. Fernando lo mira con dureza.

--¡¡pero si parece que hasta tenga la consciencia limpia¡ --dice con dureza para sí.
Fernando siente mucha rabia. No quiere estar cerca de él. Los celos le consumen. Está tan rabioso que de poco no le escupe a la cara. Simplemente pasa por su lado sin decirle nada. A Jesús le sorprende el cambio. Jesús agarra del brazo a Fernando.
--¿se puede saber qué te pasa?
Fernando está furioso:
--¿¿porqué no me dijiste que te has encontrado con Manuel? –le reclama.
--Porque no tiene importancia y sabía que te enfadarías. No tiene sentido revivir algo que ya está muerto
--¡¡caradura¡ ¡Para Manuel nada está olvidado. De nuevo quiere dejar a su familia por ti¡
Jesús empieza a sofocarse:
--Espero que no lo haga, yo nunca quise nada con Manuel. Él estaba reprimido y yo sólo le di la diversión que quería. Luego fue él quien no me dejó en paz. Me perseguía hasta que tu hermana descubrió todo ¡Manuel nunca me interesó, era simplemente un cuerpo lindo¡ ¡¡diversión entre amigos sin compromisos¡
Por un lado, Fernando siente tranquilidad porque no hay peligro de una unión entre su amado y su cuñado, y del otro lado le duele la sangre fría con la que Jesús habla de un tema que lastimó y mucho a su familia.


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