miércoles, 12 de agosto de 2020

Capítulo 13






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Fernando siente la traición de Jesús al verlo en la cama con otro omo la peor de las puñaladas. No le dice nada pero el odio que desprenden sus ojos lastima mucho a Jesús. Se levanta de la cama de golpe y persigue a Fernando hasta el rellano de su apartamento. La desnudez de Jesús atormenta a Fernando. Pese al odio, desea a ese hombre.
--¡no te vayas… no me hagas esto¡
Fernando baja por las escaleras. Jesús lo sigue sin importarle su desnudez.
--¡¡por favor que estoy desnudo… no me hagas seguirte… pero estoy dispuesto¡ ¡¡¡no podemos dejar las cosas así¡
Fernando va hacia la calle. Está ya saliendo. No piensa pararse.
--¡¡¡Fernando por favor, sé razonable. Voy a salir en bolas si es preciso¡
Fernando se gira y con la puerta abierta le reclama a Jesús:
--¡¡mientras yo lloraba tú cogías con otro¡ ¡¡te has estado burlando de mí todo este tiempo¡
Jesús está furioso. Acepta los silbidos de los sorprendidos transeúntes, los gritos de sus vecinos al pasar pero no el rechazo de Fernando. Éste ya no cree en él. Le duele que mientras se suponía que estaba sufriendo, Jesús se divertía con otro. Jesús trata de explicarle que estaba mal, desesperado, que fue un desahogo pero Fernando no le cree. Lo mira burlón. 
--¡¡si ya vi¡
Jesús se desespera, Fernando no quiere escuchar.
--¡Me has mentido, me has hecho lo mismo que a mi cuñado¡
A Jesús se le escapan las lágrimas y su dolor ofende a Fernando que no cree que Jesús haya dejado de acostarse con otros.
--¡¡Me decías amor a mi y te acostabas con el otro¡ --le reclama Fernando.
--Yo te quiero a ti pero necesito coger¿qué tiene de malo? –se defiende Jesús.
Fernando se siente defraudado. Estaba creyendo en el amor de Jesús y le duele, por lo que ve, pensar que le ha mentido.
-¡¡-Eres una bestia, coge todo lo que quieras… pero déjame en paz¡
Fernando ya está fuera del edificio. Jesús le agarra del brazo para que no se vaya:
--¿es que tú no te has acostado con nadie en este tiempo? –se justifica Jesús.
Fernando le da un pequeño empujón:
--Sabes que no es eso lo que me duele. Yo hoy recibí un duro golpe y a ti te faltó tiempo para revolcarte con tu amante… --le reprocha.
--¡¡ya te dije que…¡ --trata de explicarse Jesús desesperado pero Fernando no se lo permite.
Jesús está dispuesto a salir pero Benito (con pantalones pero sin camisa) baja en ese momento y lo agarra del brazo:
--Jesús no seas loco ¡¡no puedes salir así¡
--¡¡Es que no puedo perderlo¡
--Si te ama te va a entender pero debes dejar pasar esta noche. Ya mañana hablas con él.
Jesús mira hacia la calle dolido pero se deja arrastrar por Benito. Está furioso. El joven está triste al ver a su compañero tan mal. Siente algo muy especial por él. Le gusta que no tenga una relación que haga imposible que sigan juntos pero a la vez le duele verlo tan triste.



Fernando está triste. Al llegar a su casa se encuentra a Francisco. Se sorprende al verlo.

--creí que estabas en el pueblo.
Fernando es distante pero Francisco lo trata con mucho cariño.
--sentí que me necesitabas y vi que no me equivoqué. 
Francisco lo abraza y Fernando se deja querer. 
--Todo sería más fácil si estuviera enamorado de ti.
Francisco es muy tierno. No le hace preguntas. No quiere saber nada de su vida. Le duele pensar que no pueda pasar con él sus últimos meses.
--¿vamos a cenar?
Ha sido un día intenso. Fernando no tiene ganas de ver a nadie, de salir pero lo que menos desea es volver a su casa. Ese departamento en donde hacía apenas unas horas era el hombre más feliz en brazos de su amado amante. Mira a Francisco, lo ve tan ilusionado. Recuerda que es un moribundo y no le quiere fallar.
--si claro.
Pese a estar condenado, Francisco no se muestra amargado (aunque sí su mirada). Procura en todo momento tener una sonrisa porque está contento de estar con Fernando y no quiere amargarlo. Cenan tranquilamente y luego van a dar un paseo. Hablan de todo y de nada como dos viejos amigos. De pronto un terrible dolor de cabeza hace que Francisco caiga a sus pies. Fernando se angustia mucho. Le sujeta la cabeza mientras que con mucho cariño le duele:
--todo va a salir bien, voy a llamar a una ambulancia.
Fernando apoya la cabeza de Francisco en su regazo. Sin que se le caiga trata de buscar su celular pero Francisco no le deja. 
--no llames a nadie, en seguida se me pasa. No es la primera vez que me ocurre.
Su voz suena débil pero serena. Sólo le ruega que le agarre la mano con fuerza. Fernando se conmueve mucho y decide en ese momento que no lo dejará solo por nada del mundo. Su compañía también le hará bien al propio Fernando. No tarda en pasársele. Fernando lo ayuda a levantarse. Como está un poco débil se lo lleva a casa. Se sientan en el sofá. Francisco lo mira con amor y le susurra con una sonrisa:
--mi final esta cerca.
No quiere mostrarse angustiado. No quiere que su relación sea triste pero en el fondo es una súplica desesperada:
--No me dejes morir solo.
Francisco lo besa y Fernando acepta sus besos. Los recuerdos del pasado se apoderan de Fernando. Se deja llevar al dormitorio. Caen sobre la cama. Francisco lo besa y lo magrea mientras lo va desnudando. Fernando se deja dominar para tratar borrar a Jesús de su mente, de su cuerpo pero no lo logra. Se quedan los dos desnudos en la cama. Fernando está ausente. Francisco a su lado, feliz. No lo siente muy entregado pero le gusta estar con él. Es su único deseo antes de la muerte.
--Vamos a casarnos –le pide Francisco.
Sonríe pero sus ojos se muestran angustiados. No quiere obligar a Fernando a estar con él pero no le gustaría morirse sin que su sueño se le cumpla y sabe que el tiempo se le acaba. 
--pero es que yo acabo de salir de una relación difícil y…
Fernando no puede seguir porque Francisco lo interrumpe con un beso:
--sería por poco tiempo.
A Fernando le da pena el comentario pese a que Francisco habla con una sonrisa.
--podemos vernos todos los días pero una boda… Es que entiéndeme…
A Fernando le duele decirle que no. Ama a Jesús y no le apetece tener que convivir con otro hombre aunque está decidido a intentarlo. Lo odia y lo ama pero está decidido a arrancárselo de dentro aunque le cueste la vida.


Fernando y Francisco pasan la noche juntos. Mientras Fernando se ducha, Francisco prepara el desayuno. Va sin camiseta  como si estuviera viviendo ahí. Llaman al timbre y como si fuera su casa, abre. Es Jesús con un ramo de rosas. Se sorprende al ver a Francisco y semidesnudo.

--¿tú eres?
Francisco se muestra sonriente:
--el novio de Fernando ¿y tú?
Jesús siente un gran dolor pero no lo demuestra. Fuerza una sonrisa.
--No tiene importancia. Dile que vino Jesús.
--si claro.
Al cerrar la puerta, Jesús rompe a llorar. Da una patada a la pared y se va a la calle.
--¡¡se acabó, ahora sí se acabo¡
Tira el ramo de flores en el primer contenedor. Se siente estafado por Fernando:
--¡¡me la va a pagar¡
Busca en su celular. Llama a Manuel. Éste está desayunando. Su esposa está en la cocina. Le sorprende la llama de Francisco. Sale a la terraza.
--¿qué quieres?
Jesús es todo odio, todo venganza aunque ante Manuel se muestra cariñoso:
--Decirte que te amo, que es contigo con quien quiero estar. Si dejas a tu esposa hoy mismo nos vamos a vivir juntos.
Manuel lleva mucho tiempo esperando ese momento:
--¿y qué pasó con Fernando?
A Jesús se le salen las lágrimas. Sabe que esto es lo que más va a lastimar a Fernando:
--Era por despecho. Es a ti a quien amo. ¿Te quieres casar conmigo?
--¡¡Sí Jesús… te amo¡ ¡¡claro que me caso contigo¡
Jesús cuelga. Sonríe maléficamente. No le importa el daño que pueda ocasionar a esa familia si lastima a Fernando. Manuel sonríe enamorado. Al girarse se da cuenta que Carmen lo ha escuchado todo. 
--Lo siento, tú sabes que yo lo amo a Jesús. Me voy a casar con él.
Carmen le golpea con odio:
--¡antes muerta¡
Ni las amenazas, ni los llantos de la mujer, ni su “si me dejas me mato” impiden a Manuel abandonar el hogar. Carmen enloquece de la rabia. Sus pequeños hijos no tardan en encontrarla en la bañera con las venas cortadas.








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