miércoles, 12 de agosto de 2020

Capítulo 20 y último



Carmen está en su casa cuidando de su bebita. Es una mujer nueva, una mujer feliz. Llaman a la puerta. Va abrir con su pequeña. Se sorprende al ver que es Jesús. Él tiene una actitud humilde:
--he venido para disculparme contigo.
A Carmen no le gusta ese hombre pero se da cuenta que ya no lo odia. Jesús está dispuesto a arrodillarse ante la mujer para que le ayude a que Fernando vuelva con él.
--Nos amamos mucho. Ambos hemos sufrido y es triste que no podamos estar juntos.
--Debes amar mucho a mi hermano para tener valor de ponerte frente a mí.
Jesús está dispuesto a insistir. Siente que ya ha dejado pasar mucho tiempo y no está dispuesto a dejar pasar más
.

Aunque no está segura que Jesús sea la felicidad de su hermano, Carmen va a hablar con Fernando para decirle que por su parte todo está bien.
--A nadie le dolió más que a mí lo que pasó con ese chico pero si yo ya he rehecho mi vida no veo porque no puedas hacerlo tú.
--Pero es que son muchas cosas –dice Fernando atormentado—Jesús me ha herido.
--Yo no me fío de él pero te quiere, sino no se habría humillado viniéndome a ver.
--pero mi esposo no descansa en paz por mi culpa.
--¿pero qué tonterías dices? Hiciste una obra de caridad al casarte con un moribundo. Punto. No le debes nada.
Carmen se levanta. Da un beso a su hermano. Antes de irse mira la foto de Francisco.
--¡Esto no te hace nada bien¡
Y rompe la foto. 
--tu felicidad está en el hombre que amas. Búscala.
Fernando mira la foto rota de su esposo y se siente mala persona. Hace pocas semanas del fallecimiento de su marido como para olvidarlo, para lanzarse a los brazos de Jesús aunque lo ame. 

Fernando pasa el día muy angustiado. El recuerdo de Francisco, su amor por Jesús retumban en su mente. En la noche sueña con Francisco. Su cuerpo arde en el.infierno. Está atormentado. Le suplica ayuda.
--¡¡tu amor es lo único que me puede salvar. Me dejaste morir. No dejes que mi condena sea eterna¡
Luego ríe como un loco.
--pero no me condeno solo.
Y aparece Jesús desnudo ardiendo. Francisco ríe enloquecido. Jesús grita con desesperación. Fernando se despierta gritando. Salta de la cama. Está muy alterado. Suda de la angustia.

Al salir a la mañana siguiente, se encuentra un flor en la puerta. Debajo una nota de Jesús: “siempre te amaré, te esperaré”. Fernando siente tantas cosas con su flor en la mano. Cosas buenas pero también malas. El recuerdo del sueño hace que rompa esa flor y la nota. Confía en que Jesús lo esté viendo y no vuelva a acercarse a él. Jesús está escondido en su auto y contempla la actitud de su amado con lágrimas en los ojos. Fernando se siente aturdido, presionado. Jesús no se rinde. Se acerca a él.  A Fernando le tiembla todo.
--¡déjame en paz, no quiero saber que existes¡ ¡¡quiero olvidarme de ti¡
Jesús se va acercando a él:
--¡¡esto me lo dices mirándome a los ojos¡ ¡Yo te amo y voy a luchar por ti¡
--¿es que no entiendes que no puede ser? –dice Fernando llorando.
Jesús le agarra del brazo. Le pone la mano en el corazón:
--puede ser si tu quieres.
Fernando lo abraza lloroso:
--Francisco no fue feliz por mi culpa. No descansa en paz. Nunca podré ser feliz. Nunca haré feliz a nadie. Siento que si estamos juntos pasará algo malo.
Jesús lo trata con cariño:
--bésame y verás que lo único malo que pase es que seremos felices –le dice con cariño.
Fernando cierra los ojos:
--ojalá fuera todo como tú dices…
Las caricias y las palabras de Jesús van haciendo desaparecer el miedo de Fernando. Jesús acaricia los labios de su amado con sus labios.
--te amo, te voy a amar siempre --susurra Jesús.
--mi amor –jadea el otro.
Se funden ambos en un solo cuerpo. Unen sus labios, se aman y desean estar juntos. Jesús va conduciendo a Fernando al interior de la vivienda. Cierra la puerta con el pie. En el exterior Manuel ha contemplado a los amantes desde su auto. Golpea el volante con rabia.
--¡no van a ser felices¡
No aceptaría fácilmente a otro hombre en la vida de Jesús pero no piensa aceptar que ese sea Fernando:
-¡por encima de mi cadáver¡
Queda al acecho mirando la viviendo con mirada enloquecida







 ,




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En la cama, Jesús y Fernando se desnudan mutuamente. Son dos fieras ardientes que se aman y se desean. Se besan, se lamen, se acarician. Se retuercen de placer. Fernando entra en Jesús. Ambos gritan de gozo. Hacía tiempo que no se sentían tan bien. Fernando hacía meses que no tenía una actitud activa. Luego Jesús es el que le hace sentir su cuerpo a Fernando. Ambos disfrutan, se aman. Acaban agotados. Reposan el uno en brazos del otro. Están muy contentos.
--Esto me recuerdo a un capítulo de Dallas, a la reconciliación de Pam y Bobby –dice Jesús.
--¿Cuándo lo matan a él?
Jesús mira a Fernando regañón:
--No pienses en eso, además era un sueño. Lo que te quería decir que contaron un chiste muy bueno.
--Así, ¿qué chiste? No lo recuerdo…
Fernando está feliz en los brazos de Jesús pero no puede evitar sentir que algo malo ocurrirá. Jesús le habla con normalidad para entretenerlo, para que vea que no pasa nada.
--Estos son dos que están hablando y uno le pregunta al otro ¿crees en el sexo antes del matrimonio?
--¿y el otro que contesta?
--No, sí me hace llegar tarde a la boda.
Ambos se ríen y se abrazan y se besan. Están felices y deseando que su felicidad sea eterna. Jesús no tiene ninguna duda que así será. Pasan la noche juntos. Son felices al despertar y encontrarse el uno con el otro. Se duchan, se besan.
--siempre será así --le dice Jesús.
--¿me lo juras? 
--Te lo juro –sentencia Jesús.
No imagina que Manuel ha pasado toda la noche en frente de la casa. Los amantes salen juntos. Van hacia el auto de Jesús. Fernando se queda al lado del auto y Manuel en su auto enviste contra él. Va a atropellarlo pero Jesús corre y se pone en medio del auto que le pasa por encima. Fernando grita horrorizado. Es su peor pesadilla que se hace realidad. Manuel se gira molesto porque ha fallado pierde el control del auto y se estrella contra una farola. Muere. A Fernando se le paraliza la vida.
--¡no, no¡ ¡¡esto no puede estar pasando¡
Se arrodilla ante su amado llorando, suplicando que esto no puede ser cierto.
--lo siento –murmura Jesús antes de cerrar los ojos.
Fernando no acepta que Jesús vaya a morir. Se aferra a él con desesperación y lo besa. Lo besa con toda su alma como si quisiera pasarle parte de su vida. De repente Jesús abre los ojos.

Semanas después... 

Fernando está en un hotel del Caribe. Es un hotel lujoso y tiene acceso exclusivo a piscina privada. Va en slips. Se tira a la piscina. Es un hombre feliz. Jesús lo mira sonriendo y lo graba en el celular. Le silva.
--esto va para internet.
Fernando le guiña el ojo.
--ven aquí y deja de grabar.
Jesus lleva un bañador grandote. Lo mira divertido.
--no puedo competir contigo. Tú eres más sexy.
Se miran con complicidad.
--o si se puede mejorar... --Jesús sensual.
Jesús se quita el bañador ante la atenta mirada de Fernando. Se miran con deseo. Corren hacia el agua. Jesús desnudo. Fernando en slips. En el agua se besan ardientemente. Se aman y son felices juntos. Disfrutan de la vida. Celebran que su amor ya no es prohibido y que están juntos y que nada ni nadie los podrá separar.
Fin.


















Capítulo 19






Fernando pasa muy mala noche. Se sorprende al ver en la mañana a Jesús que lo va a buscar. Antes que diga nada, Jesús le ofrece su sonrisa más seductora:

--Hoy es sábado y no voy a permitir que lo pases solo. Sí o sí vamos a desayunar.
Fernando tiene miedo de confesarse así mismo que en el mismo instante que le ha sonreído ha caído a los pies de Jesús. Fernando no puede evitar suspirar. Siente tanto amor. Lo ama y además está animado porque Carmen le ha dado su “bendición” Decide aceptar la invitación. Jesús está tan contento y ambos son tan felices.
--me da miedo a volver a sufrir –le dice Fernando con mirada desvalida.
Jesús le agarra de la mano:
--Te juro que ahora todo saldrá bien.
Jesús está decidido a que Fernando pase un día bonito. El día se les pasa volando. A Fernando le hace bien estar todo el día alejado de su casa. En la tarde, acaben en un lugar apartado a fueras de la ciudad. En el auto de Jesús. Jesús lo besa a Fernando, lo acaricia y le susurra miles de veces cuanto lo ama. Fernando se siente en las nubes. Parecía que la mala época había quedado atrás. Está decidido a volver a hacer el amor. Jesús está ya armado y con los pantalones desabrochados invitando a Fernando de una manera coqueta introducir esa gran lanza en su boca. Y a Fernando le apetece. Justo en el momento que va a hacerlo se le aparece en mente la imagen de Francisco ardiendo en llamas con mirada suplicante. Fernando se sobresalta y vuelve a su asiento. Está angustiado. Jesús le guiña el ojo sofocado:
--¿qué te pasa? –jadea-- ¿quieres que empiece yo?
Jesús es muy seductor y cariñoso. Lleva su mano a la cremallera de Fernando pero éste lo rechaza con violencia. Está aterrado.
--¡Déjame en paz¡
Se lo saca de encima como si lo estuviera violando. Sale corriendo del auto. Jesús está conmocionado. Se guarda su herramienta sexual que no entiende nada y sale corriendo detrás de Fernando. Lo abraza por la espalda con mucho cariño:
--¿qué es lo que te pasa?
Se ve dulce y preocupado. Fernando se siente culpable porque quiere hacer el amor con él pero siente que es una traición a Francisco. Desahoga su ira en Jesús. Le da un puñetazo y le grita con toda la rabia que lleva dentro:
--¡¡Eres un cerdo¡ ¡¡Yo tengo razón… eres un negro tragón¡ ¡¡sólo piensas en coger¡ ¡¡no te importa nada más¡ ¡¡Eres una bestia¡
Jesús se ha quedado tan desconcertado que no reacciona y eso le da tiempo a Fernando a huir. Entra en la carretera y hace auto-stop. Jesús cae a los pies del auto llorando desconsoladamente


.


Al llegar a su casa, Fernando agarra el retrato de su esposo que tiene en el salón y llora atormentado. Jesús llega atormentado. Benito está sentado en el sofá. Sin camisa. Se asusta. Jesús necesita descargar su rabia. Mira a su joven amigo con furia y deseo. Su torso desnudo, sus jeans ajustados hacen un bulto apetitoso. Lo agarra con violencia y se lo lleva a su terreno. Lo trata como un muñeco sexual y Benito se deja hacer feliz. Lo ama demasiado para decirle no. Jesús explota en el interior de Benito. Aún el joven no se ha recuperado del momento de placer, que Jesús ya se ha arrepentido. Se aparta de Benito atormentado. Se sienta en el borde de la cama y llora.
--Soy una basura… Fernando tiene razón en rechazarme… ¡él está sufriendo y mira yo como le pago¡
De espaldas a él. Se sienta en la cama y llora. Benito lo abraza por la espalda. Le duele verlo tan mal después de haber hecho el amor con él. Le habla con un hilo de voz.
--soy muy feliz a tu lado pero me voy, es mejor que estés solo. No te preocupes porque Fernando jamás sabrá de esto, pero ti no ha sido un momento de placer sino de más dolor y frustración. No debes tomártelo como si hubieras engañado a Fernando pero te será más fácil volver con él si yo estoy lejos.
A Benito le duele tomar esa decisión y le duele que Jesús no lo retenga. Jesús le tiene mucho que agradecer pero se le hace demasiado fácil caer en sus brazos cuando tiene un problema, cuando necesita desahogarse y eso luego le hace sentir peor. No dice nada. Se encierra en el baño. Una ducha fría lo relaja. Llora, golpea a la pared. Jesús sufre por el rechazo de Fernando. Desde el dormitorio, Benito lo oye llorar.
--Se acabó… --se dice con tristeza.
No sólo su presencia no ayuda a Jesús sino que lo atormenta más. Han vivido muchas cosas.
--Este es el final.
Le hubiera gustado que fuera de otra manera la despedida pero lo que más le importa es que Jesús sea feliz. Le deja sólo una nota un “gracias por todo”. Jesús sale de la ducha más tranquilo y envuelto en una toalla.
--Benito…
Le duele la manera en la que lo ha tratado. Ve la nota y se siente culpable. Siente que hace daño a la gente que ama. Se le escapa una lágrima pero el sacrificio de Benito le hace fuerte:
--No lo puedo decepcionar
Sonríe con ilusión:
--¡Fernando y yo vamos a ser felices¡ ¡¡Seguro¡

Fernando deja la foto de su esposo y se va a la cama. Se abraza a la almohada pensando en Jesús. Su cuerpo tiembla al pensar en sus besos, en sus caricias, en que casi hacen el amor. Piensa en todas las veces que hicieron el amor.
--¡No, no puedo¡
Siente como si hubiera deseado la muerte de su esposo para volver con Jesús, como si lo hubiera provocado. Ese sentimiento de culpa no lo deja ser feliz
.



A la mañana siguiente, tímido y desconcertado pero dispuesto a luchar por lo que quiere, Jesús se presenta a casa de Fernando con un ramo de rosas. Fernando lo mira. Trata de alimentar el rencor que en el pasado sintió por él pero le despierta ternura y amor más que otra cosa. Jesús está dispuesto a suplicarle una nueva oportunidad pero a Fernando le preocupa hacerle daño. No quiere estar con él. Siente que a su lado, Jesús estaría condenado a un destino fatal. 
--No acepto un no como respuesta –le dice Jesús.
Su dulzura lo vence a Fernando. Acepta salir a dar una vuelta con él. No lleva el auto para que Fernando no piense que busca sexo. Lo que más desea es dejarle claro que su amor es sincero y así se lo dice. También le pide perdón por todo el daño que le ha hecho.
--Pero ahora nada nos separará –sentencia—Ahora podemos ser felices.
--Es cruel construir nuestra felicidad sobre la muerte de otra persona. Yo aceleré su final.
Jesús le toma de la mano:
--¿¿qué tontería es esta? ¡¡tenía un tumor¡ ¿te hubieras casado con él de no estar enfermo?
Aunque le cuesta decirlo, Fernando le dice:
--no.
--Te casaste porque se moría y eso es muy bonito pero no debes ahora comportarte como si tu vida no valiera nada. Debes seguir adelante.
--Pero es que no puede dejar de pensar que si yo lo hubiera amado él tal vez habría vivido más.
Fernando está muy angustiado y Jesús trata de animarlo:
--No debes pensar en tonterías. Tienes derecho a ser feliz.
Fernando siente demasiada culpa por la muerte de su esposo, que aumentado por las palabra de su ex cuñado no le dejan ser feliz.
--La muerte de Francisco nos separará para siempre. 
Jesús le deja claro que no piensa rendirse.




Capítulo 18



jesús y Fernando están cara a cara después de mucho tiempo. Ahora que es libre Jesús quiere luchar por el amor de Fernando. Fernando tiene el corazón herido. Hay muchas cicatrices dentro de él. El comportamiento de Jesús y la muerte de Francisco lo han dejado demasiado atormentado como para volver a empezar y menos con Jesús. Lo ama, sí lo ama y ese amor lo quema por dentro. Le duele porque se siente un traidor a la memoria de su esposo. Tampoco puede evitar no confiar en Jesús. Lo ha amado mucho. Mira a Jesús, se ve en sus ojos enamorados. Es alguien muy especial, te hace sentir el más importante de los hombres pero a la vez el más desgraciado y miserable. La vida a su lado es como estar al borde de un acantilado, nunca sabes cuando vas a caer. Así lo ve Fernando y no quiere volver a subir a ese acantilado. Lo ha amado mucho, se ha sentido muy amado pero también le ha hecho mucho daño. Está cansado de sufrir. Además la muerte de Francisco lo dejó muy lastimado. Ahora que Carmen es feliz, a ella le gustaría que su hermano también lo fuera aunque sea con Jesús del que no se fía pero aunque nunca amó a Francisco, aunque se casó con él sólo porque se estaba muriendo no puede hacer su vida libremente.  Jesús espera en silencio con una sonrisa nerviosa. Fernando finalmente se decide a contestar y lo hace con un reclamo.
--¿Y Manuel?
Jesús no quiere perder la sonrisa aunque está nervioso, quiere mostrar el que no pasa nada con Manuel.
--Se va a ir de mi casa. No hay nada, nunca hubo nada serio.
--Tú todo lo arreglas así de fácil. No te importa hacer daño. ¿Sabes que mi hermana se quiso matar? –le reprocha dolido.
Jesús se muestra cariñoso aunque tiene miedo de no lograr que Fernando vuelva con él:
--Yo te pido perdón las veces que quieras pero no me rechaces. Tu hermana ahora es feliz, ¿porqué no intentarlo ahora?
Fernando no acepta un acercamiento con Jesús-
--Es muy pronto… Yo amaba a mi esposo.
--¿me engañas a mi o a ti? –le dice Jesús sonriente mientras lo acaricia.
La caricia de su amado le hace estremecer pero se siente culpable y lo rechaza casi con rabia.
--Ya, déjame.
Jesús se desespera. Trata de abrazar a Fernando pero éste lo rechaza con miedo:
--¡perdimos mucho tiempo, a ti te dolió verme con Benito y a mi verte con el otro pero ahora somos libres ¿porqué no intentarlo?¡
--vete por favor --le suplica atormentado.
--¿porqué? –le pregunta dolido.
--¿crees que se pueda construir la felicidad sobre el cadáver de alguien que tanto me quiso?
Jesús ve tanto dolor en los ojos de Fernando que le duele saber que él ha contribuido a ese dolor y le gustaría poder ayudarlo a ser feliz aunque no fuera con él. Trata de animarlo:
--tú eres libre y no tienes porque condenarte.
--es muy pronto.
--También era muy pronto para casarte y lo hiciste.
Fernando no quiere aceptar que su matrimonio fue una falsa, le es más fácil seguir con su papel de viudo a enfrentar que es a Jesús a quien ama y que jamás se hubiera casado de no saber que Francisco tenía los días contados:
--Nos conocíamos de toda la vida, fue mi primer amor.
--pero sé que ahora me amas a mí… Niégalo.
Jesús le pone las dos manos y lo mira haciéndole sentir todo su amor. Fernando agacha la mirada. No puede recibirlo.
--por favor, vete.
Jesús lo ve demasiado atormentado.
--Está bien. Me voy pero volveré.
--No te abriré la puerta –le dice Fernando triste.
--Igual vendré.
Jesús se muestra sonriente pero le duele que Fernando lo haya rechazado. Lo que más le duele es haberlo visto tan triste. Fernando cierra la puerta y se derrumba. Llora. Ama a ese hombre pero además le atormenta. Siente que no tiene derecho a ser feliz. Jesús en su auto golpea el volante con ojos llorosos. No piensa aceptar el no de Fernando. No piensa permitir que su amado viva en la sombra
.

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 Por otro lado, Manuel está muy molesto en el apartamento que ha compartido con Jesús. No quiere aceptar que su amado lo ha usado y ahora se quiere deshacer de él.
--¡¡yo de aquí no me voy¡
Benito llega con su mejor cara de galán.
--¡¡tú qué quieres¡ --se le enfrenta Manuel.
Benito lo acaricia de una manera que jamás Jesús lo acarició y Manuel se derrite.
--Eres un hombre muy atractivo. Cualquiera mataría por estar un rato contigo. No es justo lo que Jesús hace contigo. Merece que le pagas con la misma moneda. Ha sido tan duro para mí verlos juntos. Porque tú me gustas mucho.
Manuel es un hombre herido y enamorado frustrado. Necesita unos cálidos brazos que le den todo aquello que Jesús no le da y Benito se lo está ofreciendo.
--Yo pensé que tú amabas a Jesús –dice desconcertado.
Benito le guiña el ojo. Le sonríe coqueto:
--sí estoy enamorado, pero no de él.
Manuel está despechado, necesita amor y Benito es atractivo y le está ofreciendo todo lo que necesita. Se deja dominar por él. Se besan y van a la cama mientras se van desnudando.

Jesús llega a su casa abatido y frustrado. Confiaba a esas horas estar haciendo el amor con Fernando y se siente furioso.
--¡Espero almenos que Benito esté haciendo algo para sacarme a Manuel de la cabeza¡
Estaba seguro que Benito no lo iba a defraudar.
--¡vaya, vaya… ustedes sí que son rápidos¡ --dice Jesús al entrar y encontrarse desnudos y abrazados en la cama a Benito y Manuel.
Manuel se angustia mucho. Se levanta desnudo.
--¡Mi amor, esto no es lo que parece… yo te amo a ti¡
Jesús se burla de Manuel:
--A mi me da igual lo que sientas. Yo quiero que te largues ahora mismo de mi casa y no tienes moral para decirme que no.
Por la mirada de complicidad entre Benito y Jesús y la tranquilidad de Benito al ser descubierto, Manuel se da cuenta de que Benito se le metió en la cama para darle una excusa para dejarlo.
--¡Ahora venciste pero esto no va a quedar así, me las vas a pagar¡ --le dice Manuel.
Jesús se burla de él y lo echa casi sin darle tiempo a vestirse y a hacer su maleta.
--¡Te vas a arrepentir¡ --le dice Manuel furioso.
Jesús está dolido por el rechazo de Fernando y descarga su rabia en Manuel. Lo insulta y lo echa de muy mala manera. Manuel se queda herido y con ganas de venganza. En cuanto ya están solos, un desnudo Benito salta de la cama y abraza feliz a Jesús:
--¡¡lo logramos, lo logramos¡
Le gustaría que cómo agradecimiento, Jesús le hiciera el amor a él aunque almenos le consuela que esté feliz pero ninguna de las dos cosas pasa. Jesús se sienta en la cama abatido. Mira a Benito dolido y le dice:
--Me rechaza… Fernando me rechaza.
Jesús abraza a Benito y aunque lo ama éste sólo le da lo que busca, cariño de amigo.

Fernando se sorprende al recibir la visita de Manuel.
--¿qué haces aquí?
Fernando no lo quiere dejar pasar pero Manuel se auto-invita para atormentarlo. En plan “Mira lo que me hizo tu querido Jesús…” Le cuenta como Jesús obligó a su amante a meterse en su cama para así echarlo de casa.
-- Ese negro es mala gente, espero que no tengas la poca vergüenza para convertirlo en tu amante estando el cadáver de tu pobre marido aún caliente.
Fernando echa a Manuel de su casa,
--¡tú no eres nadie para hablarme así¡
Manuel sigue molestando mientras se va yendo:
--No tengo dudas que tú acabaras con ese maldito negro, son tal para cual. A saber qué le hiciste a tu esposo para que muriera tan pronto.
--¡largo¡
--La verdad duele verdad ¡¡lo condenaste con malos pensamientos, te la pasaste deseando que se muriera para volver con Jesús pero los remordimientos no te dejarán ser feliz¡ ¡en el fondo sabes que eres un asesino¡¡¡si lo hubieras amado él estaría vivo¡¡ ¡¡tienes las manos manchadas de sangre y todo por un negro que sólo quiere coger¡
Manuel disfruta al verlo atormentado, Fernando cierra la puerta y llora. Siente que la foto de Francisco que tiene en la estantería lo está vigilando desde el más allá pero no se atreve a quitarla siente que tienen razón, que no tiene derecho a ser feliz.


Capítulo 17




desnudos en la cama, Fernando y Francisco están abrazados. Se miran con cariño.

--¿estás bien?¿te duele algo?
--No, a tu lado todo está bien. –Francisco.
Fernando es muy cariñoso con su esposo. Lo trata más como a hermano que como a esposo.
--¿Eres feliz?
Fernando oculta su tristeza a su esposo, sólo le importa a él. Francisco sonríe y se ríe. No contesta. Claro que es feliz. Ha cumplido su sueño, morirá siendo el esposo de Fernando. Tomados de la mano siguen hablando:
--¿porqué no ha venido nadie de tu familia?
--Sabes que no tengo familia, sólo mi vieja y no le gusta salir del pueblo.
--¿y ella sabe?
--Mi madre como buena gitana dice que predice el futuro… fue ella que vio mi muerte en los ojos, pensó que el amor me iba a salvar. Ella me animó a buscarte.
Unas lágrimas deslizan por sus mejillas. Fernando se las acaricias. Para cambiar un poco de tema le comenta:
--¿y esa niña que medio estaba enamorada de ti?
--¿Belinda? ¡¡pero si era como mi hermana¡
--Ella no te veía igual…
--¿celoso?
--No ahora no, aunque me molestaba mucho como te miraba.
Francisco es feliz al lado de Fernando. No quiere pensar que ya no es lo mismo. Le gusta aferrarse a su pasado.
--¿Recuerdas cuando nos conocimos…?
--Claro que sí –dice Fernando con una sonrisa nostálgica.
--Es una pena que tiraran ese cine…
--A lo mejor algún día nos podemos comprar uno de esos pisos.
--Sabes que no tengo tiempo --Francisco con pena.
--No quería ponerte triste--Fernando acariciándolo.
--No te preocupes--Francisco forzando una sonrisa.
Se hace un silencio. Francisco sigue evocando el pasado. Es lo único que les hace sonreír a los dos:
--quien nos iba a decir ese día que con 13 años nos  la mamamos por primera vez que acabaríamos casados
Fernando asiente con la cabeza. Compartió un momento muy especial con ese hombre y era el llega cuando ambos pasan por un mal momento. Fernando se hace la promesa interna de vivir para ese hombre lo que le quede de vida.

9 meses después…
Los Salazar viven un momento de vida y muerte…
Carmen está en el hospital dando a luz. Su enfermero particular está a su lado pero no como enfermero sino como el padre.
--¡Es una niña¡ ¡¡Es una niña¡ --dice el orgulloso padre.
Carmen está cansada y emocionada:
--Mi hija, mi primera hija.
Después de dos niños, la mujer está contenta de haber tenido al fin una nena. Llora cuando se la ponen en el pecho. Mira feliz a su hija y a su amado.
--Gracias –le susurra ella.
Él besa a su amada mientras acaricia a su bebita:
--No, gracias a ti.
Carmen llora por la oportunidad que le ha dado la vida de ser feliz nuevamente.

En ese mismo momento, en el pueblo, la gitana Dorinda llora sobre el ataúd de su hijo. Siente que le han arrancado la vida. Fernando está del otro lado. Siente un gran dolor. Dorinda mira a su yerno con tristeza:
--confiaba en que tu amor lo salvara yo… Se supone que el amor lo puede todo.
Fernando agacha la cabeza.
--Lo siento, hice lo que pude.
Las palabras de su suegra lo hacen sentir culpable. Siente que si hubiera amado a Francisco no habría muerto. Jesús se ha enterado del fallecimiento del esposo de su amado y le duele saber que sufre. Ha querido acompañarlo aunque no se atreve a acercarse. Se queda en un rincón. Fernando mira el ataúd de su esposo que está siendo sepultado pero no puede evitar que los ojos se le vayan hacia Jesús. Llora por la situación. Está enterrando a su esposo pero el hombre que ama está más allá. Su hermano está a su lado apoyándolo:
Fernando mira a Jesús con lágrimas y se va con su hermano. Jesús se queda muy triste
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Semanas después…
De nuevo se han reunido todos en un juzgado para una boda. Carmen y su enfermero contraen matrimonio. La vida le ha dado una nueva oportunidad a la mujer y se siente feliz. Junto a padre sus dos hijos y su pequeña recién nacida que está en brazos de su padre. Su primera hija. Una hija que ha llenado de felicidad al nuevo matrimonio. Fernando y Carmen se funden en un abrazo. Fernando es feliz al ver a su hermana contenta aunque sí le duele el hecho que Manuel sea ya un hombre libre y no haya nada que impida su boda. Fernando va de negro y tiene los ojos tristes. Carmen es muy cariñosa con él.
--sé que te preocupa que Manuel sea libre –le susurra.
Fernando se siente mal amando al hombre que ha hecho daño a su hermana. No quiere reconocerlo ante ella. A Carmen el pasado no le importa:
--no me gusta Jesús pero si lo quieres, lucha por él.
A Carmen le preocupa la felicidad de su hermano. También el fastidiar a su ex marido. Fernando se siente liberado por la muerte de Francisco y le angustia pensar en volver a estar con un hombre. Le hace sentir mala persona:
--Recuerda que acabo de enviudar.
Los hermanos hablan en voz baja, se mantienen ajenos al resto del grupo. Carmen le da un amoroso beso a su hermano y le dice:
--Piensa sólo en ti, en lo que quieres. No le tienes que dar explicaciones a nadie.
Carmen y su esposo se van felices a su luna de miel. El orgulloso abuelo se va con sus nietos mayores. Fernando agarra a su pequeña sobrina y sigue a su padre. Esos niños son lo único bueno que tiene y se desvive por ellos


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..

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Por otro lado, Manuel y Jesús tienen una de sus habituales peleas. 
--¡¡tú me prometiste matrimonio y Carmen ya se casó¡ ¡¡yo me quiero casar ya¡
Jesús lo que menos piensa es en casarse.
--bueno, tampoco es una competición. Da igual que Carmen se haya casado.
Jesús no quiere alterarse, pero Manuel está muy alterado:
--¡¡me lo prometiste y me tienes que cumplir¡ ¡¡Quiero que mañana mismo vayamos a poner la fecha¡
--¡¡A mí no me dices lo que tengo que hacer¡ ¡¡me casaré contigo se me da la gana¡
Jesús ve que Benito le está haciendo gestos desde la puerta. Manuel trata de impedir que se vaya.
--¡ya estoy harto que tu amigo se meta en nuestra relación¡ ¡¡te prohíbo que te vayas¡
Jesús siente que Manuel ya le ha servido para lo que él querido y ahora le molesta.
--Pues por mí ya sabes donde está la puerta, ¡te largas¡
Manuel se pone como loco. Le hace una escena de celos, Jesús lo ignora y se va con Jesús. Manuel se queda histérico. Está verdaderamente enamorado de Jesús y le duele darse cuenta que Jesús no lo ama. Benito y Jesús van a un bar cercano. Jesús está muy ansioso:
--¿¿qué has averiguado?
--Hasta que anunciaron la boda nadie sabía que tenían una relación, se casaron que el otro ya estaba enfermo.
El corazón de Jesús late con fuerza:
--Entonces seguro que lo hizo por compasión… ¡que me quiere a mí¡
Jesús sonríe enamorado. Benito le acaricia la mano con ternura:
--Fernando está solo yo de ti iría a por él. Tú lo amas, ¿porqué haceros daño?
Jesús da un beso en la boca a su amigo-antiguo amante y salta ilusionado:
--¡¡si él es libre… ahora voy a ir a por él¡
Benito hacía tiempo que no veía a Jesús tan feliz y no se atreve a decirle que su relación con Manuel pueda dificultar las cosas. Jesús ya se iba a ir pero se para, mira hacia Benito y le pregunta:
--¿me harías un favor?
--si claro.
--¿te ocupas de Manuel?
--¿qué quieres, que lo mate? –dice con ironía.
Jesús habla muy en serio:
--No, quiero que te lo metas en la cama, que me lo saques de encima.
Benito se ha quedado perplejo. No esperaba esa inusual propuesta y que Jesús le hace como si fuera algo natural. Jesús no se detiene a escuchar la respuesta porque está acostumbrado a que Benito hace siempre lo que le pide. 

Fernando está tranquilamente en su casa. Tiene en una estantería una foto de Francisco con una vela y una flor. Se siente culpable por no sentir la muerte de su esposo como debería y por eso se esfuerza en mantener las formas. Está decidido a no faltar a su recuerdo y no volver a amar. Llaman al timbre. Abre. No hay nadie. Encuentra en el piso una rosa y una nota: “Perdóname y no olvides nunca que te amo”. Es de Jesús. A Fernando se le hace un nudo en la garganta. Al alzar los ojos se encuentra con Jesús que se acerca a él emocionado. Los dos se miran y tiemblan.