miércoles, 12 de agosto de 2020

Capítulo 19






Fernando pasa muy mala noche. Se sorprende al ver en la mañana a Jesús que lo va a buscar. Antes que diga nada, Jesús le ofrece su sonrisa más seductora:

--Hoy es sábado y no voy a permitir que lo pases solo. Sí o sí vamos a desayunar.
Fernando tiene miedo de confesarse así mismo que en el mismo instante que le ha sonreído ha caído a los pies de Jesús. Fernando no puede evitar suspirar. Siente tanto amor. Lo ama y además está animado porque Carmen le ha dado su “bendición” Decide aceptar la invitación. Jesús está tan contento y ambos son tan felices.
--me da miedo a volver a sufrir –le dice Fernando con mirada desvalida.
Jesús le agarra de la mano:
--Te juro que ahora todo saldrá bien.
Jesús está decidido a que Fernando pase un día bonito. El día se les pasa volando. A Fernando le hace bien estar todo el día alejado de su casa. En la tarde, acaben en un lugar apartado a fueras de la ciudad. En el auto de Jesús. Jesús lo besa a Fernando, lo acaricia y le susurra miles de veces cuanto lo ama. Fernando se siente en las nubes. Parecía que la mala época había quedado atrás. Está decidido a volver a hacer el amor. Jesús está ya armado y con los pantalones desabrochados invitando a Fernando de una manera coqueta introducir esa gran lanza en su boca. Y a Fernando le apetece. Justo en el momento que va a hacerlo se le aparece en mente la imagen de Francisco ardiendo en llamas con mirada suplicante. Fernando se sobresalta y vuelve a su asiento. Está angustiado. Jesús le guiña el ojo sofocado:
--¿qué te pasa? –jadea-- ¿quieres que empiece yo?
Jesús es muy seductor y cariñoso. Lleva su mano a la cremallera de Fernando pero éste lo rechaza con violencia. Está aterrado.
--¡Déjame en paz¡
Se lo saca de encima como si lo estuviera violando. Sale corriendo del auto. Jesús está conmocionado. Se guarda su herramienta sexual que no entiende nada y sale corriendo detrás de Fernando. Lo abraza por la espalda con mucho cariño:
--¿qué es lo que te pasa?
Se ve dulce y preocupado. Fernando se siente culpable porque quiere hacer el amor con él pero siente que es una traición a Francisco. Desahoga su ira en Jesús. Le da un puñetazo y le grita con toda la rabia que lleva dentro:
--¡¡Eres un cerdo¡ ¡¡Yo tengo razón… eres un negro tragón¡ ¡¡sólo piensas en coger¡ ¡¡no te importa nada más¡ ¡¡Eres una bestia¡
Jesús se ha quedado tan desconcertado que no reacciona y eso le da tiempo a Fernando a huir. Entra en la carretera y hace auto-stop. Jesús cae a los pies del auto llorando desconsoladamente


.


Al llegar a su casa, Fernando agarra el retrato de su esposo que tiene en el salón y llora atormentado. Jesús llega atormentado. Benito está sentado en el sofá. Sin camisa. Se asusta. Jesús necesita descargar su rabia. Mira a su joven amigo con furia y deseo. Su torso desnudo, sus jeans ajustados hacen un bulto apetitoso. Lo agarra con violencia y se lo lleva a su terreno. Lo trata como un muñeco sexual y Benito se deja hacer feliz. Lo ama demasiado para decirle no. Jesús explota en el interior de Benito. Aún el joven no se ha recuperado del momento de placer, que Jesús ya se ha arrepentido. Se aparta de Benito atormentado. Se sienta en el borde de la cama y llora.
--Soy una basura… Fernando tiene razón en rechazarme… ¡él está sufriendo y mira yo como le pago¡
De espaldas a él. Se sienta en la cama y llora. Benito lo abraza por la espalda. Le duele verlo tan mal después de haber hecho el amor con él. Le habla con un hilo de voz.
--soy muy feliz a tu lado pero me voy, es mejor que estés solo. No te preocupes porque Fernando jamás sabrá de esto, pero ti no ha sido un momento de placer sino de más dolor y frustración. No debes tomártelo como si hubieras engañado a Fernando pero te será más fácil volver con él si yo estoy lejos.
A Benito le duele tomar esa decisión y le duele que Jesús no lo retenga. Jesús le tiene mucho que agradecer pero se le hace demasiado fácil caer en sus brazos cuando tiene un problema, cuando necesita desahogarse y eso luego le hace sentir peor. No dice nada. Se encierra en el baño. Una ducha fría lo relaja. Llora, golpea a la pared. Jesús sufre por el rechazo de Fernando. Desde el dormitorio, Benito lo oye llorar.
--Se acabó… --se dice con tristeza.
No sólo su presencia no ayuda a Jesús sino que lo atormenta más. Han vivido muchas cosas.
--Este es el final.
Le hubiera gustado que fuera de otra manera la despedida pero lo que más le importa es que Jesús sea feliz. Le deja sólo una nota un “gracias por todo”. Jesús sale de la ducha más tranquilo y envuelto en una toalla.
--Benito…
Le duele la manera en la que lo ha tratado. Ve la nota y se siente culpable. Siente que hace daño a la gente que ama. Se le escapa una lágrima pero el sacrificio de Benito le hace fuerte:
--No lo puedo decepcionar
Sonríe con ilusión:
--¡Fernando y yo vamos a ser felices¡ ¡¡Seguro¡

Fernando deja la foto de su esposo y se va a la cama. Se abraza a la almohada pensando en Jesús. Su cuerpo tiembla al pensar en sus besos, en sus caricias, en que casi hacen el amor. Piensa en todas las veces que hicieron el amor.
--¡No, no puedo¡
Siente como si hubiera deseado la muerte de su esposo para volver con Jesús, como si lo hubiera provocado. Ese sentimiento de culpa no lo deja ser feliz
.



A la mañana siguiente, tímido y desconcertado pero dispuesto a luchar por lo que quiere, Jesús se presenta a casa de Fernando con un ramo de rosas. Fernando lo mira. Trata de alimentar el rencor que en el pasado sintió por él pero le despierta ternura y amor más que otra cosa. Jesús está dispuesto a suplicarle una nueva oportunidad pero a Fernando le preocupa hacerle daño. No quiere estar con él. Siente que a su lado, Jesús estaría condenado a un destino fatal. 
--No acepto un no como respuesta –le dice Jesús.
Su dulzura lo vence a Fernando. Acepta salir a dar una vuelta con él. No lleva el auto para que Fernando no piense que busca sexo. Lo que más desea es dejarle claro que su amor es sincero y así se lo dice. También le pide perdón por todo el daño que le ha hecho.
--Pero ahora nada nos separará –sentencia—Ahora podemos ser felices.
--Es cruel construir nuestra felicidad sobre la muerte de otra persona. Yo aceleré su final.
Jesús le toma de la mano:
--¿¿qué tontería es esta? ¡¡tenía un tumor¡ ¿te hubieras casado con él de no estar enfermo?
Aunque le cuesta decirlo, Fernando le dice:
--no.
--Te casaste porque se moría y eso es muy bonito pero no debes ahora comportarte como si tu vida no valiera nada. Debes seguir adelante.
--Pero es que no puede dejar de pensar que si yo lo hubiera amado él tal vez habría vivido más.
Fernando está muy angustiado y Jesús trata de animarlo:
--No debes pensar en tonterías. Tienes derecho a ser feliz.
Fernando siente demasiada culpa por la muerte de su esposo, que aumentado por las palabra de su ex cuñado no le dejan ser feliz.
--La muerte de Francisco nos separará para siempre. 
Jesús le deja claro que no piensa rendirse.




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