Fernando se ha quedado sorprendido.
--Levántate.
Francisco se queda de pie, pero sigue mostrando su anillo.
--Lo que más feliz me haría sería casarme contigo. Regálame unos meses, mis últimos meses. No te pido tanto, luego podrás hacer tu vida como te parezca.
Francisco es muy tierno y Fernando está conmovido. No acepta el anillo:
--No puedes venir con una propuesta como esta. Entiéndelo.
A Francisco le duele el rechazo pero no pierde la sonrisa:
--almenos deja que pase la noche contigo. No quiero morirme sin volver a hacer el amor contigo. Podemos ser amigos con derecho a roce.
Francisco sonríe pícaro y Fernando no se lo puede negar.
--Eso sí te lo puedo cumplir.
Francisco sabe que se le agota el tiempo por lo que no quiere perder el tiempo. Pronto están los dos desnudos sobre la cama. Fernando boca abajo, con las manos agarrando los barrotes de la cama. Se deja hacer prisionero de su cuerpo. Fernando quiere cerrar los ojos y dejarse llevar por el polvo pero no puede. Se siente muy dolido por lo que le está pasando pero después de haberse acostado con Jesús no hubiera querido que otros brazos lo tocaran. Deja que Francisco se quede satisfecho luego le pide que se vaya.
--no me hagas esto –le suplica Francisco.
Fernando tiene ganas de llorar. Se cubre con la sábana.
--por favor, entiéndeme.
Francisco sale desnudo de la cama. Mira a Fernando con ternura, le manda un dulce beso. Deja el anillo sobre la mesita de noche:
--piénsalo.
Francisco se va triste y Fernando se queda desnudo en la cara llorando deshecho. No entiende porque se le han tenido que complicar las cosas. Quiere estar con Jesús pero el odio que su familia siente por él hace que no se atreve y ahora recibe una propuesta de matrimonio de su primer amor al borde de la muerte. Se levanta triste. Guarda el anillo en la mesita de noche. Se da una buena ducha fría. Las huellas de Francisco no han calado en su cuerpo, desea borrar todo rastro. Ama a Jesús y sólo quiere pensar en él. Se siente culpable, siente que ha fallado al amor que siente. Llaman al timbre con insistencia.
--¡¡ya voy, ya voy¡
Sale todo mojado y cubierto de una pequeña toalla. Abre la puerta y se encuentra con Jesús que no le da tregua a rechazarlo. Lo abraza con una mano mientras con la otra le tira la toalla y cierra la puerta de una patada.
--Te amo siempre. Sólo a ti, exclusivamente a ti –le susurra con una dulce voz enamorada.
Esas sábanas en las que ha estado haciendo el amor con Francisco hace apenas un rato de nuevo cobran vida. Los amantes hacen el amor. Disfrutan de sus cuerpos desnudos, de todos los placeres que pueden obtener de sus cuerpos. Se quedan los dos desnudos el uno en brazos del otro, tomados de la mano.
--te juro que nunca estuve así con un hombre.
--Estoy seguro que has sido muy precoz, que has estado con muchos hombres.
Los dos hablan con ternura, con mucho cariño. Se sienten bien juntos y no quieren pensar en nada más.
--Pues con 10 años gané una apuesta y le obligué a un compañero de clase a que me la chupara. Le pillé el gusto, se la chupé yo también. Más o menos con le mismo truco logré estrenarme. Yo tenía 13 años y el chico 16. Fue muy rápido porque estaba nervioso pero me gustó.
--Si le agarraste el gusto en seguida, te gustó el vicio –le dice Fernando con ironía. Has practicado mucho.
Jesús lo besa.
--sí, he sido un coleccionista de camas. He vivido para el sexo pero estoy cambiando por ti, soy un seductor seducido. Ahora que te amo sólo pienso en ti.
Fernando está muy emocionado.
--¿y tú?¿te has enamorado muchas veces?
--Enamorado, a parte de ti… una vez. Fue mi primer amor, pero ya todo está acabado.
Fernando no puede evitar sentirse triste, culpable porque apenas hace un rato que ha estado en esa misma cama con Francisco. Tiene un anillo de compromiso en su cajón. Fernando se calla y Jesús lo besa. Están un buen rato besándose. Jesús lo estrecha con fuerza contra su pecho.
--Si tú quieres puede ser así siempre ¿estás dispuesto a luchar por mi?
Fernando está de espaldas a Jesús, entre sus brazos. Feliz pero confundido. No quiere pensar en el futuro, su presente es esa cama. Esos brazos. Jesús lo besa en el cuello y le pregunta:
--No confías en mi todavía ¿no?
Hablan sin mirarse. No lo necesitan. Están juntos y el uno siente el amor del otro.
--sí, estoy seguro de tu amor pero mi familia no aceptaría nuestra relación y no es justo para ti. No puede tenerte a escondidas, no es lo que quiere y tampoco me atrevería a lastimar a nadie. Estoy feliz contigo y no quiero pensar en nada más.
Entonces Jesús se dedica a hacerlo feliz. Empieza a acariciarlo y a buscarle las cosquillas. Dan vueltas sobre la cama. Y se besan y se vuelven a amar. Duermen los dos juntos bien abrazados
.
Al día siguiente se duchan juntos. Se preparan para ir al trabajo. A Fernando le gusta entrar en el baño y encontrarse al guapo Jesús todo desnudo y mojado. Jesús le guiña el ojo. Sale mojándolo todo y lo abraza. Es muy cariñoso con él.
--¿qué has pensado sobre nosotros? ¿todo acaba aquí?
Hay preocupación en los ojos de Jesús. Fernando ha hecho el amor con dos hombres la misma noche. Una propuesta de matrimonio y un futuro con el hombre que ama pero que odia su familia.
--No quiero pensar en eso ahora.
Se visten en silencio. Se besan ante la puerta. Se besan largamente.
--me da miedo no volver a verte –le dice Jesús.
--Yo también, tengo miedo de lo que pueda pasar ahora.
Se abrazan con fuerza. Se despiden en el portal. Jesús se va por un lado y Fernando se va por el otro. Francisco iba a buscarlo. Lo abraza con fuerza.
--¡tenía tantas ganas de verte¡
Fernando se siente muy culpable. Ama a Jesús pero le duele rechazar a Francisco que desea vivir con él los últimos meses de vida.
--pensé que podíamos pasar todo el día juntos.
Hay preocupación en los ojos de Jesús. Fernando ha hecho el amor con dos hombres la misma noche. Una propuesta de matrimonio y un futuro con el hombre que ama pero que odia su familia.
--No quiero pensar en eso ahora.
Se visten en silencio. Se besan ante la puerta. Se besan largamente.
--me da miedo no volver a verte –le dice Jesús.
--Yo también, tengo miedo de lo que pueda pasar ahora.
Se abrazan con fuerza. Se despiden en el portal. Jesús se va por un lado y Fernando se va por el otro. Francisco iba a buscarlo. Lo abraza con fuerza.
--¡tenía tantas ganas de verte¡
Fernando se siente muy culpable. Ama a Jesús pero le duele rechazar a Francisco que desea vivir con él los últimos meses de vida.
--pensé que podíamos pasar todo el día juntos.
--Tengo que ir a trabajar.
--¿y cuándo sales?
A Fernando le duele mucho lo que le pasa a Francisco pero ama a Jesús y no quiere estar con otro hombre. Se inventa una excusa para sacárselo de encima.
--Es que salga en un rato de viaje, a otra sucursal.. No sé cuando vuelva.
--¿y no llevas equipaje?
--No, es que tengo cosas ahí.
--¿y no tienes un tiempo ahora para mí? –le dice Francisco con una sonrisa tierna.
--No, lo siento.
A Francisco le duele el rechazo de su primer amor pero tampoco quiere presionarlo, hacerle hacer algo que no quiere sólo por pena.
--pues si a caso me llamas cuando vuelvas. Estaré en el pueblo. Ha sido bonito volver a verte, gracias por hacer feliz esta noche.
Francisco se muestra sonriente y eso hace sentir culpable a Fernando. A solas Francisco llora. Fernando no quiere pensar en Francisco:
--Ya he hecho más de lo que podía.
Ahora sólo quiere pensar en Jesús. Con él vive momentos intensos y le gustaría que fuera así siempre. No sabe cómo va a enfrontar la vida pero sí tiene claro que ama a Jesús, que es el gran amor de su vida. Nunca había amado como a él y no lo quiere perder.
--no pienso renunciar a él por nada del mundo –sentencia para sí.
1 semana después, Jesús y Fernando están desnudos en la cama.
--es triste que un amor tan grande como el nuestro se tenga que conformar con ratos perdidos a escondidas como estos –Jesús.
--pero es muy romántico.
Se besan dulcemente y se acarician los oídos diciéndose lo mucho que se aman. Están juntos el máximo tiempo posible y lo gozan al 100 por 100.
--mejor esto que nada… entiéndeme… Mi hermana se muere si se entera de esto…
Jesús lo va acariciando con ternura:
--Me duele que estemos condenados por algo que es culpa mía… pero te entiendo, claro que te entiendo
Se acarician dulcemente y se besan con mucho amor
--¿y cuándo sales?
A Fernando le duele mucho lo que le pasa a Francisco pero ama a Jesús y no quiere estar con otro hombre. Se inventa una excusa para sacárselo de encima.
--Es que salga en un rato de viaje, a otra sucursal.. No sé cuando vuelva.
--¿y no llevas equipaje?
--No, es que tengo cosas ahí.
--¿y no tienes un tiempo ahora para mí? –le dice Francisco con una sonrisa tierna.
--No, lo siento.
A Francisco le duele el rechazo de su primer amor pero tampoco quiere presionarlo, hacerle hacer algo que no quiere sólo por pena.
--pues si a caso me llamas cuando vuelvas. Estaré en el pueblo. Ha sido bonito volver a verte, gracias por hacer feliz esta noche.
Francisco se muestra sonriente y eso hace sentir culpable a Fernando. A solas Francisco llora. Fernando no quiere pensar en Francisco:
--Ya he hecho más de lo que podía.
Ahora sólo quiere pensar en Jesús. Con él vive momentos intensos y le gustaría que fuera así siempre. No sabe cómo va a enfrontar la vida pero sí tiene claro que ama a Jesús, que es el gran amor de su vida. Nunca había amado como a él y no lo quiere perder.
--no pienso renunciar a él por nada del mundo –sentencia para sí.
1 semana después, Jesús y Fernando están desnudos en la cama.
--es triste que un amor tan grande como el nuestro se tenga que conformar con ratos perdidos a escondidas como estos –Jesús.
--pero es muy romántico.
Se besan dulcemente y se acarician los oídos diciéndose lo mucho que se aman. Están juntos el máximo tiempo posible y lo gozan al 100 por 100.
--mejor esto que nada… entiéndeme… Mi hermana se muere si se entera de esto…
Jesús lo va acariciando con ternura:
--Me duele que estemos condenados por algo que es culpa mía… pero te entiendo, claro que te entiendo
Se acarician dulcemente y se besan con mucho amor
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