miércoles, 12 de agosto de 2020

Capítulo 12






Aunque Fernando y Jesús están juntos todos los días sus cuerpos se añoran. De hecho se quieren volver a ver justo cuando ya separan. El uno encuentra en el otro algo que se le hace irresistible y lo empuja al uno a los brazos del otro de una forma alarmante e irremediable. Lo que sienten ambos es puro amor mezclado con una pasión ferviente y salvaje. A los dos les encanta beber del cuerpo del otro, saborear todos los placeres posibles. 

--Eres tan dulce y a la vez tan bestia –murmura Fernando en un jadeo mientras el cuerpo desnudo de Jesús le da placer sin límites.
--te quiero tanto –jadea Jesús mientras le da con todo.
A Fernando le fascina sentirlo tan suyo. 
--quiero pasar contigo todos los días de mi vida. Tú me haces feliz y quiero vivir cada minuto que viva a tu lado.
Jesús va golpeando a Fernando con su lanza, mientras le muerde las orejas y le dice:
--yo estoy dispuesto. De ti depende porqué yo sin ti no tengo vida. Mi vida eres tú.
--¿y Carmen? –le dice Fernando con preocupación-- ¿Qué crees que pensaría si se entera que estoy con el ex amante de su marido?
--Aquello fue sólo diversión, mi amor eres tú.
--No creo que Carmen pueda pensar lo mismo.
--Lo tendrá que entender.
Fernando prefiere no pensar en nada. Besa a Jesús, se aferra a él con fuerza para que sus cálidos brazos le hagan olvidar todo. Los interrumpe el timbre de la puerta. Ninguno de los dos quiere moverse de la cama pero el timbre suena de una manera enloquecida y además dan golpes a la puerta. 
--no abras… llama a la policía –le advierte Jesús.
Fernando se envuelve en la sábana:
--quédate en la habitación, a lo mejor ha pasado algo en mi familia.
Jesús quiere acompañarlo a abrir pero Fernando le reitera que no se mueva. A Jesús le duele que su amado lo quiera esconder pero no dice nada. Fernando mira por la mirilla. No quiere abrir al ver que es su cuñado. Manuel está furioso:
--¡¡abre, sé que te acuestas con Jesús¡ ¡¡os he visto¡ ¡¡sé que estás con él¡
Fernando se asusta. Confiaba en poder ocultar su relación a su familia. Sabía que no podría ser para siempre y temía que llegara ese momento. Jesús sale de la habitación, va en calzoncillos.
--Abre, vamos a enfrentar esto.
Fernando está muy asustado.
--No, no es el momento. Escóndete. Yo veo que invento.
Es el propio Jesús el que abre:
--Ya lo saben todo. No tiene caso.
Manuel sufre un fuerte impacto. No soporta ver a los dos amantes casi desnudos. Se pone furioso y no acepta explicaciones:
--¡¡espero que lo hayas gozado porque no volverás a ver a tus sobrinos¡
Manuel escupe odio, un odio que nace de los celos.
--¡No, Manuel, espera¡
Fernando trata de acercarse a su cuñado pero Manuel lo golpea. No cae al suelo porque Jesús lo sostiene. Manuel se va gritando lleno de odio. Fernando llora lleno de rabia, le reclama a Jesús.
--¿¿¡porqué le tuviste que abrir?¡
A Jesús no le gusta ver a Fernando tan enojado:
--Ya lo sabía todo. Tu familia no puede decidir por ti.
Jesús trata de abrazar a Fernando pero éste lo rechaza con rabia.
--¡¡es que tú no entiendes nada, tú no quieres a nadie¡ ¡¡para ti es muy fácil todo… todo esto es culpa tuya¡
--¿Y cómo quieres que te pida perdón? Te amo ¿es que tengo que renunciar a tu amor?
Fernando está desesperado:
--¿¡es que no ves que mi familia no me lo va a perdonar?¡
Jesús lo abraza y Fernando se aparta y Jesús vuelve a abrazarlo. Se miran entre lágrimas.
--¡Te amo¡ ¡¡te amo¡ --repite Jesús una y otra vez contundente.
Quiere besarlo pero Fernando no está para romance:
--Vete, quiero estar solo.
--Mi lugar es junto a ti.
Jesús tiene un nudo en la garganta y Fernando llora:
--si mi hermana se presenta no quiero que te vea.
Jesús tiene miedo que su familia lo presione y rompa con su romance. No quiere irse. Fernando va a la habitación, agarra la ropa de él y se la tira a la cara:
--¡¡te vas a o te echo¡
Fernando siente tanto dolor que Jesús tiene miedo que acabe odiándolo. Se viste mientras Fernando le da la espalda. Cuando ya está vestido, Jesús quiere abrazarlo pero de nuevo Fernando lo rechazo. Lo está culpando de todo y Jesús opta por una retirada:
--pero no olvides que te amo.
Se separan con amargura. Han vivido unos días idílicos y a los dos les duele que su amor se rompa. Fernando cae en el piso, llora. Jesús en el ascensor no deja de golpear con rabia a todos lados para tratar de desahogar un poco su dolor
.. 


Quien también siente mucha rabia es Manuel. Llega a su casa gritando.
--¿¿qué te pasa? ¡¡vas a despertar a los niños¡ --le reclama su esposa.
Manuel es todo odio, clama venganza:
--¿¿¡tú sabías que tu hermano está cogiendo con Jesús?¡
Carmen empalidece. Casi no le sale la voz.
--¿¿con que Jesús? –dice temblando.
Manuel da una patada en la pared:
--¿¿¡y tú que crees?¡ ¡¡los acabo de ver en casa del pervertido de tu hermano¡ ¡¡estaban cogiendo¡
Carmen gritaría pero piensa en sus hijos y no quiere que se enteren de nada. Carmen fulmina a su marido con la mirada.
--No sabe si lo que más le duele es que su hermano esté con un hombre al que ella odia o los celos que ve en los ojos de su esposo por ese mismo hombre.
No dice nada. Agarra el bolso y sale a la calle.





Jesús está muy dolido. Golpea la puerta de su domicilio. Benito se sorprende al verlo llegar tal alterado y golpeando la puerta como en loco.

--¿¿qué es lo que ocurre?¡
--¡debí dejarme las llaves en casa de Fernando¡
Jesús está como loco y empieza a tirar por los aires todo lo que encuentra. Benito trata de pararlo, está preocupado.
--¡¡te quieres calmar y contarme lo que te ocurre¡
Jesús empieza a llorar, es mucha la rabia que tiene, mientras sigue estrellando cosas contra el suelo.
--¡¡La familia de Fernando lo sabe todo¡ ¡¡me odia¡ ¡¡me odia¡
Jesús siente que se va a volver loco del dolor. Romper cosas descarga su rabia. Benito sabe que sólo hay una cosa que puede controlarlo y lo besa. Jesús le da un empujón.
--¿¡¡QUÉ HACES?¡
Es muy violento. Benito lo vuelve a besar. El sexo es lo único que puede calmarlo. Jesús lo vuelve a empujar pero luego lo agarra del cuello. Lo tira sobre la cama.
--¡te vas a enterar¡
Está dispuesto a descargar todo su odio contra él y a Benito no le importa con tal que lo posea. Jesús se va desabrochando la ropa y se acerca a la cama en donde ya Benito espera ser dominado. Jesús lo trata como si fuera un muñeco, le arranca toda la ropa con mucha violencia.

Carmen no tarda en presentarse en casa de su hermano. Fernando está vestido. La esperaba. Carmen es clara:
---¿¿¡es cierto que te acuestas con el asqueroso de Jesús?¡
A Fernando le duele el odio que ve en los ojos de su hermana pero se da cuenta que no tiene sentido mentir.
--Si, lo amo.
Carmen lo bofetea. Se pone histérica. No deja de gritar. No permite que Fernando se explique.
--¡¡estás muerto para nosotros¡
Carmen manifiesta su odio a su hermano. Descarga en él su frustración por un matrimonio que es una falsa. A Fernando le duele perder a su familia pero también le parece injusto que éstos lo juzguen sin dejarle explicarse. Se siente vencido, cae en el suelo para llorar y es entonces cuando ve las llaves de Jesús. Pese a que sabe que va a perder a su familia, los brazos de Jesús lo hacen feliz. Lo ama y es correspondido. Le duele el sufrimiento de su familia, pensar que les ha fallado a sus sobrinos y que tal vez no los vea más pero sabe que los ojos de Fernando harán que su olvide de todo, su cuerpo lo alimentará y le dará fuerzas para luchar contra todo. Agarra las llaves y en su auto en pocos minutos se encuentra ya en el apartamento de Jesús. Se lo imagina llorando en soledad, sufriendo. Abre sigilosamente. Le conmueve ver la destroza que hay en el apartamento. Eso le indica que Jesús lo ha pasado tan mal como él, que sufre por lo que ha pasado. En la habitación, ajeno a la entrada de Fernando, unos desnudos Jesús y Benito comparten un cigarro. Jesús está relajado pero triste:
--Fernando nunca debe saber esto, nunca debe saber que tú y yo nos hemos acostado esta noche…
Justo en ese momento Jesús se da cuenta que Fernando los está viendo desde la puerta de la habitación con los ojos ensangrentados.

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